El artista brasileño Toquinho recibió en Cartagena el Premio La Mar de Músicas. Pablo Sánchez
La Vereda del Capitán

Cartagena en las memorias de Toquinho

Uno de los conciertos más emotivos de La Mar de Músicas 2025

Sábado, 26 de julio 2025, 09:15

Toquinho vino a La Mar de Músicas de Cartagena a contar sus memorias, y también a cantarlas, con esa voz que Alberto Frutos describió precisamente ... como «cálida en su afonía». Son 79 años gozados. Fue un repaso por algunas sensaciones primeras que le dio la música brasileña para pensar aquello de «esto es lo que quiero hacer». Con 12 años ya le parecía muy complicada armónicamente la bossa nova, por eso cuando consiguió tocar canciones de Antônio Carlos Jobim como 'Garota de Ipanema' o 'Chega de saudade', lo cierto es que ya no se alejó de la música brasileña. «Todo empezó ahí». Esas canciones están en su corazón, y, cómo no, en los nuestros.

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Debía andar por los 20 cuando muchos artistas de su generación encontraron una gran represión militar en Brasil, y muchos de ellos, en los años 1968 y 1969 salieron del país. Uno de ellos, Chico Buarque, buen amigo de Toquinho, eligió Roma. «Un día yo recibí un telegrama de él, yo tenía 22 años, más o menos. Me decía que viniera para Italia, donde teníamos 20 shows para hacer. Él no era muy conocido, me extrañó un poquito lo que me dijo. Pero fui hasta allí. Me buscó en el aeropuerto de Fiumicino, pero él de los shows no me hablaba nada. Cuando llegamos al hotel, yo con 'jet lag' y todo, Chico me dijo que no había ningún concierto que dar, pero que se encontraba muy solo. ¡Me hice 10.000 kilómetros solo para estar con él! Me quedé, nos quedamos juntos, diez meses ahí». Chico terminó la samba del aeropuerto de Fiumicino, que suena aún maravillosamente.

Qué decir de Vinicius de Moraes. Toquinho aún lo recuerda por su sentido común: «La vida es el arte del encuentro, aunque haya tanto desencuentro por la vida». «Eso es más o menos lo que estamos pasando hoy, ¿no?», comentó. Ambos trabajaron en Argentina, 'La Fusa' (1970), y en «parceria», poeta y melodista compusieron después más de 150 canciones y protagonizaron más de mil espectáculos a lo largo de diez años: «A él le gustaba mucho la poesía, la música y tomar güisqui. Era muy fiel al güisqui siempre, a las seis de la tarde, en el horario del 'Ave María', siempre le hacía un homenaje. Un día le pregunté por qué tomaba, y empezó a contestarme muy seriamente. El güisqui es un amigo que tengo... me hace compañía, me pone en armonía con la periferia humana, nunca me ha traicionado...». A Toquinho le pareció exagerado, y trató de explicarle que, en todo caso, el mejor amigo del hombre es el perro. Vinicius paró en seco y replicó: 'Bien, bien... güisqui para mí, es como el perro embotellado».

Baden Powell, guitarrista de jazz y estupendo compositor, aportó a la bossa nova un «tsunami de simplicidad» con temas con dos acordes e incorporando la riqueza increíble del folclor y la herencia africana de Bahía, propiciando, también con Vinicius, temas universales como 'Berimbau', que Toquinho interpretó todo el tiempo con una gran sonrisa: «Berimbau me lo confirmó, habrá una lucha de amor». ¿Puede alguien morir sin amar?

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A la magnánima Camilla Faustino, en escena con el «gran genio» desde hace nueve años, seis meses y dos días, Toquinho le recomendó que viva la vida como es. Aprovechándola todo el tiempo, haciendo lo que más le gusta. ¡Cultivar la música y la belleza!

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