¡Viva el Libro de Familia!
LA ZARABANDA ·
Diferencias curiosas entre el ejemplar de Franco y el de la Monarquía Parlamentaria
Es lo que me digo yo: «¡Viva el Libro de Familia!». ¿A cuento de qué cargárselo, como parece que pretendía no sé quién? Tampoco es ... que importe conocer a los que se les ocurrió fulminarlo. Como sucede con otras antigüedades, este que funciona ahora es algo menos libro que aquel del Franco de los años sesenta. Lo digo porque conservo un ejemplar de cada época y (con motivo del anuncio de que se lo iban a cepillar) he pasado un largo rato examinándolos. Aprovecho que en la tele andan emitiendo los telediarios.
Sucedió que el proyecto que lo eliminaba fue rechazado en el Congreso por 160 votos en contra, 134 a favor y 47 abstenciones. Como me sucede con todos los libros, incluso los malos, me resisto a que dejen de ser de noble papel y los manden a la nube del internet. Habrá personas que el único libro que hayan leído (y releído) en su vida sea el de Familia. Por lo tanto, arrancártelo de las manos lo veo lamentable.
De las ediciones que conozco (la de 1967 y la de 2010), la primera es la que ofrece mejor prestancia. Y no solo porque, con el paso del tiempo, sus páginas han adquirido un gustoso tono marrón, sino porque el papel tiene un mayor gramaje. Las portadas difieren en que el nuevo incluye la palabra España. En la página tres del viejo, que es la noble, leemos: «Libro de Familia de» (y aquí viene, escrito a mano, el nombre y apellidos del macho). En el nuevo, 'expedido para' (con las identidades del macho y de la hembra). Resulta, según se lleva, más feminista. Lo veo bien.
Otro detalle no menos destacable es que en el anterior pone: «Veinte pesetas», y en el actual: «Ejemplar gratuito». Y una última curiosidad, que incluye solo el de ahora. Las dos últimas páginas se dividen en columnas: escritas en castellano, catalán, gallego y vasco. Muestran las cuatro maneras de decir: hombre, mujer, soltero, casado, viudo y divorciado. También nombra los números del 1 al 31 y los meses del año. Y luego tenemos el rollo de la normativa (la letra pequeña).
A dispensar, ¿eh?
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