¡Vaya nochecica de índole tan china!

–Se dice la Covid...

Es verdad. Hay que ver la fuerza que ha cobrado el movimiento feminista (de lo cual uno se alegra), logrando que algo tan universal como el virus chino cambie de género.

Primero fue lo del bicho este, que nos lleva ya catorce meses de puto culo. Y ahora a la China nuevamente imperial se le escoña y hace pedazos un cohete espacial allá en lo alto. Con el peligro de que el trozo más grande nos caiga encima. ¿A quiénes? No a los propios chinos, sino a usted o a un servidor mismo, que no tenemos culpa de nada.

El sábado me lo pasé entero pendiente de esto. Y lo mismo la madrugada del domingo. Más tiempo más sin pegar ojo que pegándolo. Moncloa no ha podido ser más inoportuna retirando el estado de alarma en este concreto fin de semana. Desde China dijeron que la caída tendría lugar entre Florida y España. En seguida me dije: '¡Atié que leche!'. '¡Igual le toca a Julio Iglesias que a mí mismo!'. Total, que no sé el cantante cómo lo tomaría, pero yo me he pasado muchas horas en un sinvivir. Ya por la mañana pude saber que los observadores erraron, pues la 'basura mecánica' cayó en el Océano Índico.

Habrá que decir a los chinos que paren. Si no Moncloa, alguien con peso en el planeta. Tendrán que ser los Estados Unidos, pues lo que es Putin seguro que hará la vista gorda. No puede ser que, en solo un año, se les escape un virus tan maligno y metan la pata a la hora de construir un cohete espacial. Da risa que al chisme le hayan puesto el nombre de Larga Marcha y se les averíe nada más dejarlo andar solo. La gente se pregunta: '¿Estamos seguros?'.

–Usted dice la gente cándida.

¡Hombre, claro! Los demás ya sabemos que este mundo nuestro se manifiesta cada día más intratable.