Magnanimidad
LA ZARABANDA ·
«Es lo que implica transitar de un mal pasado a un futuro mejor», dijo MoncloaEsto fue lo que afirmó hace poco (y parecía muy convencido) el presidente del Gobierno, que es lo mismo que decir Moncloa. O sea: Tenemos ... que hacer una apuesta por la convivencia, por la reparación de esos errores que se cometieron [en 1936]. A juicio del Gobierno de España, cualquier paso a favor de la distensión es bienvenido. Entiendo, comprendo que pueda haber compatriotas y ciudadanos, en Catalunya y en el conjunto del país, que sientan reparos respecto a la posibilidad [de dar el nombre de Juan de la Cierva al aeropuerto murciano.] Les pido que tengan confianza, porque tenemos que hacer una apuesta por la convivencia. La sociedad española tiene que transitar de un mal pasado a un futuro mejor, y eso implica magnanimidad'.
Dios y el pueblo saben bien que, menos lo que va encorsetado entre corchetes (me refiero al signo de puntuación, no a los policías), forma parte del discurso de Moncloa sobre los indultos del proceso catalán. No son, desde luego, 'como decíamos al principio del telediario', palabras de mi particular cosecha. Y me digo a mí mismo que, si ese discurso sirvió para casar al nene, no puedo creer que sea menos válido para casar a la nena. Así es como se lo expuso al señor cura una buena señora, cuyo reticente marido (machista a la vez que macho) se negaba a gastar en la boda de la hija los mismos cuartos que gastó, incluso con entusiasmo, en las nupcias del hijo. (Y si no que vengan la Conferencia Episcopal de Cataluña y la CEOE de Garamendi y lo vean).
Pretendía esta muchacha que digo adornarse en la ceremonia con tul ilusión, tal como aparece en las revistas de colorines. Lo venía soñando desde pequeñica. Mientras, el roñoso del padre excusaba su roñosería en que el muchacho solo calzó modesta boina. Se callaba, el muy trapacero, que la prenda era de terciopelo. Al final se impuso la cordura distributiva.
La magnanimidad, su hermana la longanimidad (nada que ver con el embutido) y la electricidad (de tan nefasta recordación en estos días) son virtudes carísimas para nosotros, principalmente la última.
Aplíquense a todos por igual, y asunto rematado, así sea.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión