'¡Joder, Borrell! ¡Mira a ver!'

De modo que Moncloa debe de haberle dicho a Borrell lo mismo que aparece en la cabecera de este articulillo. Solo que no le ha llamado Borrell, sino Pepe. Curiosamente, en la política española, hay políticos a los que les dicen José y otros a los que les dicen Pepe. Ignoro a qué se debe esto, pero es lo que hay. Son Pepe este Borrell del que estamos hablando y Bono.

Pepe Borrell es, rimbombantemente hablando, Alto Representante de la EU para Política Exterior. Los otros países europeos también soportan esta subida escandalosa. Pero nosotros, junto con los italianos, somos quienes peor estamos. Moncloa ha pensado: 'Las cosas se han puesto tan feas en todo el continente, que a la UE no le queda otro camino que poner remedio'. Y como tenemos allí a Pepe Borrell, amigo y camarada, nada perdemos achuchándole para que haga presión sobre Úrsula.

–¿Úrsula? ¿Quién es esa?

Sí, hombre. Ursula (fuera de aquí sin acento) von der Leyen, presidenta reinante de la Comisión Europea. Esta señora tiene influencias. Y si Borrell le aprieta, me supongo yo que algo hará. Porque, después del tiempo que llevamos con el precio completamente desbocado, no parece que desde nuestra propia casa podamos hacer mucho.

Yo entiendo que Moncloa, visto lo mal que está la cosa, diga: 'Pues, coño, teniendo allí a Pepe, sería de tontos desperdiciar la ocasión'. Es lo correcto. En los países de nuestro entorno, como los llaman, el recibo funciona de otra manera. Me soplan que allí la subida no se produce a diario, sino que afecta a cuotas fijas cuyo reajuste tiene lugar a final del ejercicio. Por eso Úrsula se estaba quieta. Pero, claro, cuando a Moncloa le aprieta el zapato y tiene a uno de los dos Pepes en Bruselas (Puigdemont no nos sirve de momento), pues le manda un recado.