Lo que importa es no morirse

–Usted se refiere a las famosas 'patologías previas'.

Correcto. Hace unas semanas supimos acerca de un biomarcador murciano, inventado por profesionales del cartagenero hospital de Santa Lucía y el capitalino de la Reina Sofía. (También han colaborado investigadores del Clínico de Valladolid). Sirve para pronosticar cómo será la evolución de los pacientes infectados. Algo que todavía resulta más necesario en quienes (por obesos, hipertensos o diabéticos) corremos mayor peligro. Aprovecha además para dar el alta de una forma más segura, en el caso de pacientes que puedan ser atendidos en su propio domicilio. Esto tiene dos ventajas: que quien más, quien menos se siente mejor en su casa (sobre todo entre los mayores, pues muchos nos trastornamos mentalmente en los hospitales) y, por otro lado, los centros sanitarios no ocupan la totalidad de sus camas.

Lo mejor es no pillar la enfermedad. Bien porque te has vacunado o bien porque has tenido suerte, algo que también tiene mucho que ver en esto de las infecciones. El coronavirus es un bicho de cuidado. No se trata de una mera gripe. Saber por dónde podrán ir los tiros de la enfermedad, ayuda a salvar vidas. En esto, como en tantas otras cosas, lo peor es moverse a ciegas.

Otro aspecto favorable del biomarcador es que basta un análisis de sangre. Y a partir de ahí (según recogía una información de Javier Pérez Parra) se llevan a cabo unas mediciones que permiten descartar la predisposición a empeorar y detectar datos favorables en la evolución de la enfermedad. El biomarcador orienta al médico y, a partir de ahí, el proceso se puede controlar mejor. Disponemos así de información suficiente para ayudar a que la afección no solo no prospere, sino que remita.

Lo que importa, como dijo aquel, es no morirse.