La destrucción va por dentro

–Excelente apreciación es esa.

Muchas gracias, caballero. Siempre es bueno que se lo reconozcan a uno. Entonces, en el fragor relativo de la campaña, Casado ha dicho a los de Vox que no entiende cómo se presentan a estos comicios, si ellos no son partidarios de un país dividido en Comunidades, sino que prefieren una España centralizada con mando único.

Me parece a mí que, esta vez, el dirigente del PP no ha estado muy espabilado. Lo digo porque, a mis cortas luces, la mejor manera de acabar con el Estado de las Autonomías es convertirse en autónomo fervoroso. Como mejor (o más sutil y eficazmente) puedes cargarte esa fórmula descentralizada de gobernar un país es desde dentro. No recuerdo si alguna vez le he comentado al paciente lector la parábola del gusano y la manzana. Vayamos a ello sin más demora.

Tú tienes, pongo por caso, una hermosa manzana. La miras (incluso la remiras bien remirada) y no te topas con nada malo. Hasta llegas y la muerdes, como la mona aquella que se subió a un nogal.

–Y que en la cáscara la mordió, lo que le supo muy mal.

Correcto. Si tú haces lo mismo, que además es lo apropiado, con la manzana, pudieras encontrarte con que por dentro está enteramente podrida. ¿Qué consecuencia obtenemos de esto el lector y un servidor? Pues que desde dentro se destruye mejor. Entre el jefe regional, sus consejeros y esa larga nómina funcionarial de la que se rodean, componen una orquesta muy nutrida. Solo con que cada uno de los músicos se preocupe de tocar un poco mal la partitura, ya tenemos al gusano que decía provocando fracasos autodestructivos. Por mucho que las arcas públicas decidieran con el dinero de todos gastar en propaganda alabando el producto.

No se me vaya a equivocar (sin quererlo) el señor Casado. La mejor manera de regresar al centralismo es engolfándose con las autonomías.