Consejo Jurídico: el amigo que te encamina
LA ZARABANDA ·
Está demostrado que donde Gómez Fayrén mete la cabeza, la cosa funcionaQue alguien aluda al Consejo Jurídico echa un poco para atrás, debido sobre todo a la rimbombancia del concepto. Pero si prescindimos de togas y ... puñetas, y descolgamos la institución hasta colocarla al nivel de 'lo que da la mata', entonces se hace la luz. Visto desde la perspectiva de la realidad, todo es más sencillo. O sea: el Consejo aconseja. Así de simple. Y no mediante el criterio particular de los consejeros. Las resoluciones de este concilio son contrarias a las del conciliábulo. Es la palabra de unos señores, doctos desde luego, pero tan 'corrientes' (que decimos en mi pueblo) como usted o como yo. Igual si te los encuentras en misa mayor y os dais la paz, que si te los topas en una terraza de la Trapería.
En lo más alto del escalafón social brilla la Constitución, ¿no? Y de ahí para abajo, las lacenas se muestran llenas de reglamentos y normas por millón, que son herederos de aquella. Conforma esa totalidad una maraña que precisa, en última instancia, que un juez sentencie si las cosas del querer o del poder deben ser así o asá.
Ejemplos hay desde lo sublime hasta lo cotidiano doméstico. Y se reúnen todos en los 303 dictámenes que se emitieron en 2020, respondiendo a preguntas formuladas, en su mayoría, por los políticos que sirven a los habitantes de la Región de Murcia. Otras actuaciones, más a ras del individuo de a pie, se refieren al funcionamiento de los servicios de la Sanidad, que incluyen el porrazo de algún ciudadano en las urgencias de un hospital. Y también a la seguridad vial, sobre el choque del conductor de un vehículo contra jabalíes deambulando por alguna carretera del noroeste provincial. (La actividad del Consejo no se ha detenido ni una sola semana durante la pandemia).
Todo esto ha tenido lugar bajo la presidencia de Antonio Gómez Fayrén, la persona que muchos murcianos añoran como político eficaz y honrado (entre tantos que no dan la talla), desde que dejó, por propia iniciativa, la vicepresidencia del Gobierno regional. Fue cuando supimos elegir, no a quien el puesto le era necesario, sino al que era necesario para el puesto.
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