Un chino de la China, infectado de gripe aviar
LA ZARABANDA ·
Recemos para que la cosa no sea de la misma monta que el coronavirus¡Cagüenlá! ¿Cómo es posible una cosa así? Que aún no hayamos salido de Málaga y ya estemos entrando en Malagón. Lo cierto es que, ... leyendo lo que trae el periódico, se me ha puesto la carne de gallina. Por tratarse de un asunto aviar (como es la gripe con esa etiqueta) y encima procedente de China. ¿Es que esto va a ser ya una con otra? Pandemia seguida de pandemia, y tiro porque me toca. ¿Estamos ante el famoso cuento de nunca acabar? Algo tendrán que decir OMS, la Agencia Española del Medicamento y, lo que todavía es menos importante, el propio Simón.
Dicen los papeles que China (¡joder con China, China, Capuchina!) detecta el primer contagio de la gripe aviar H10N3 en humanos.
–¿Lo de humanos se refiere a nosotros?
¡Hombre! Usted me dirá. Un vecino de Jiangsu, por no ir más lejos, se infectó (accidentalmente, dicen) de un ave. Y añaden los titulares, quitándole hierro al suceso: «Aunque el riesgo de propagación es muy bajo». Pues no sé qué decirle. Si lo propaga un ave... Digan primero cuál ave. No es lo mismo tórtola que gallina, ni mirlo igual que golondrina. Y luego está la tercera 'ina'. O sea, China.
–China tenía que ser.
Cuentan que un sujeto de 41 años, al este del país, ingresó en el hospital el 28 de abril (con síntomas gripales), «pero recibirá en breve el alta». De modo que el pobre hombre lleva ya hospitalizado algo así como más de un mes. ¡Ay, la leche! ¡Ay, la leche!
–¿Qué pasa?
¡Pues qué ha de pasar, hija de mi vida! Aviar quiere decir, a mis cortas luces, que aviados estamos. Al chino del que estamos hablando hubo que encamarlo. ¿Con qué síntomas? Pues de lo más tonto. Indisposición a base de fiebre «y otros síntomas comunes de la gripe». ¡No me jodas! ¿A qué me suena a mí esto? Transmisión animal (no de morciguillo, pero sí de bicho que vuela) y molestias gripales. Verde por fuera y colorao por dentro, melón de agua. ¡Quite, quite usted! No nos manden los chinos más jamones, por favor, que ya no encargamos nosotros de mandárselos a ellos.
–¡Uf!
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