Efectos inmediatos
La alegría del PSOE por los resultados tendrá que ser necesariamente efímera. Ellos lo saben: están vivos, pero Pedro Sánchez sigue en el foso de los leones
Los resultados de las urnas europeas, de junio de 2024, ofrecen pocas sorpresas. Sin embargo, sus consecuencias van a ser importantes. Unas, de forma inmediata; ... otras, a más largo plazo. Unas, directas; otras, colaterales. Unas, internas en los países de Europa; otras, que afectarán a la Unión. Merece la pena un esfuerzo inicial de reflexión sobre estas consecuencias. Aunque, en principio, pudiera parecer que estas reflexiones son prematuras; que nos falta perspectiva. Y, desde luego, admitiendo de antemano que no pueden ser exhaustivas.
1. Afortunadamente, en la Unión Europea va a seguir siendo posible un pacto de las derechas moderadas con las socialdemocracias, los liberales y los verdes. Frente a los partidos de extrema derecha y de extrema izquierda, es verdad que ha habido un cierto retroceso. Pero aún es posible el pacto de moderados y socialdemócratas, que permita configurar una Comisión similar a la existente hasta ahora. Esto significará preservar el espíritu europeísta frente a los euroescépticos y soberanistas que anidan en los partidos extremados. Es verdad que la Unión sigue siendo la Europa de los Estados, y que lo que ocurra en cada uno de los veintisiete integrantes, influirá decisivamente en la política que marque el Consejo. Pero también es cierto que, poco a poco, hay que seguir caminando hacia la integración. Y ha de ser la Comisión la que proponga y ejecute políticas comunes en materias de Defensa, Relaciones Exteriores, Inmigración, Presupuestos y Deuda Pública, además de la tradicional Política Agraria Común. Ya sabemos que los Estados van cada uno a lo suyo. Pero a la Comisión le corresponde compensar las tentaciones disgregadoras. Y ello no sería posible si en la Comisión se incluyesen partidos extremados. Hay que recordar que algunos de ellos, por ejemplo, se manifiestan abiertamente en favor de Putin, y que no son partidarios de ayudar a Ucrania.
2. Ahora bien, en algunos países europeos no se ha logrado frenar a los antieuropeístas. En Italia, el triunfo de Meloni se esperaba, y no inquieta en absoluto en Bruselas. Meloni y su partido están evolucionando hacia un europeísmo moderado. En Alemania, el crecimiento de Alternativa por Alemania sí que preocupa, y mucho, sobre todo por la falta de respaldo al Gobierno socialdemócrata actual que suponen esos resultados electorales. Pero, sin duda, lo más grave es lo que ha ocurrido en Francia. El partido de extrema derecha de Marine Le Pen ha obtenido un resultado espectacular. Los republicanos, y el resto de la antigua derecha moderada, han sido ampliamente superados. Y lo mismo le ha ocurrido al partido de Macron. La inmediata convocatoria de elecciones generales puede parecer una decisión excesivamente arriesgada. Sin embargo, en mi opinión, era una decisión necesaria. Emmanuel Macron ha entendido, acertadamente, que los franceses deben clarificar en las urnas la legitimación política de los partidos moderados. No sólo a efectos internos, sino también de cara a la Unión Europea. El eje París-Berlín es el gran motor actual de la integración europea; y la eficacia de este impulso se podría ver mermada por los avances de la extrema derecha en ambos países.
3. En España, los resultados de las urnas europeas van a acarrear muchas consecuencias. El PP ha ganado, pero no por goleada. El PSOE resiste. Parecía que iba a ser tumbado en la lona. Su desgaste por ese tremendo error que ha sido la ley de amnistía, y por la investigación judicial abierta contra Doña. Begoña Gómez, parecía que iba a empujar definitivamente a la tumba política a Pedro Sánchez, e incluso a su partido. Pero no ha ocurrido. El presidente del Gobierno resiste en un 30% de los votos emitidos. De este modo, quizás la primera consecuencia de este resultado debería ser que el PP reflexionase y cambiase de estrategia. Seguramente será cierto que la caída de Pedro Sánchez se 'está cocinando a fuego lento'. Pero también es cierto que esa estrategia de insultos, descalificaciones y crispación no puede mantenerse por mucho tiempo. Porque la gente se cansa de tantas tensiones y reyertas. Y porque al PP no le ha servido ni siquiera para reducir el espacio electoral de Vox.
Por otra parte, la alegría del PSOE por los resultados tendrá que ser necesariamente efímera. Ellos lo saben: están vivos, pero Pedro Sánchez sigue en el foso de los leones. Las dudas sobre la estabilidad de su Gobierno se han incrementado. Los separatistas catalanes pueden hacer imposible la investidura de Salvador Illa. Y pueden hacer imposible la estabilidad del Gobierno de la nación. Los problemas de Sánchez no son como los de Macron. Pero podría ocurrir que en otoño tuviésemos que repetir las elecciones en Cataluña. Y el mismo día, o en otra fecha próxima, se celebren también elecciones generales. Y todo ello sin contar con los otros socios de investidura, que se sitúan a la izquierda del PSOE. La líder de Sumar dimite porque no suma. Podemos no puede, pero resiste. Sólo el viejo PCE, ahora llamado Izquierda Unida, demuestra una cierta sabiduría política. A medio plazo, pues, poco apoyo podrá encontrar Sánchez por ese lado.
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