La desmovilización de las bases socialistas
Así me parece ·
Pedro Sánchez y su Gobierno tienen muchos méritos de los que presumir. Pero también muchos errores que rectificar o que explicarEl PP ha llegado a la conclusión de que una gran parte de las bases socialistas están desilusionadas y desmotivadas, y que ello determina su ... falta de movilización electoral. El fenómeno ya se apreció en las últimas elecciones andaluzas. Juan Manuel Moreno no habría conseguido la mayoría absoluta si una parte de las bases del PSOE andaluz se hubiese movilizado electoralmente. Núñez Feijóo está convencido de que, lo que ocurrió en Andalucía, va a ocurrir ahora en las autonómicas y municipales de todo el país. Por eso, el fin de semana pasado, en Granada, el presidente nacional del PP se permitió el lujo de hacer un llamamiento a los socialistas decepcionados para que voten al PP.
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¿Tiene fundamento esta conclusión? ¿O se trata de una simple conjetura? ¿Lo ocurrido en Andalucía puede llegar a ocurrir el 28 de mayo en toda España?
En estas elecciones autonómicas y municipales, Pedro Sánchez sabe que tiene que luchar contra muchos factores adversos. De entre ellos, al que más temen los dirigentes socialistas es a la decepción, a la desmotivación, a la desmovilización de las bases. Por eso el objetivo de esta campaña electoral, como lo ha sido ya en la precampaña, consiste fundamentalmente en volver a movilizar a sus bases.
Supongo que en la calle Ferraz se habrán preguntado por qué se ha producido esta desmotivación colectiva de parte de sus bases. Porque nadie niega lo evidente: la desmovilización existe realmente. De no ser así, de no existir esta desmotivación, no tendrían ninguna explicación los malos resultados que pronostican todas las encuestas, salvo las de Tezanos. ¿Cómo es posible que el PSOE de Pedro Sánchez, que ha logrado evitar las graves consecuencias sociales de las crisis económicas causadas por la pandemia y la guerra de Ucrania, no remonte en las encuestas? ¿Cómo es posible que no remonte después de haber aprobado la reforma laboral, la subida del salario mínimo, o después de la pacificación de los separatistas catalanes, o de que haya logrado incrementar el peso de España en la Unión Europea? La única explicación de este fenómeno radica precisamente en la desmoralización de parte de las bases socialistas. Pero, ¿por qué se ha producido? Y, una vez detectadas las causas, ¿cómo podrían neutralizarse?
1. Ante todo, hay un pecado original: Pedro Sánchez no llegó a recuperar la secretaría general del PSOE de un modo pacífico. Hubo un enfrentamiento muy duro con la otra candidata, Susana Díaz, que contaba con el apoyo del aparato y de las viejas glorias del partido. La lucha fue tremenda. Se abrieron muchas heridas. Y muchos de los que habían apoyado a Susana Díaz fueron de inmediato condenados al ostracismo. Se les ha marginado en sus aparatos provinciales o regionales. Después, con el transcurso del tiempo, me temo que Pedro Sánchez no ha sabido cerrar bien esas heridas. Ha apoyado a los que le apoyaron a él, aunque no sean los mejores; y ha relegado a los que no le apoyaron, aunque no sean los peores. Los que en Andalucía estaban en el exilio interior, dejaron el cuerpo muerto: ni se movieron ni movilizaron a su gente. ¿Ocurrirá lo mismo en el resto de España? En los últimos meses, hay que reconocer que Pedro Sánchez está haciendo esfuerzos para recuperar a dirigentes que no le apoyaron. Pero, ¿habrá sido suficiente? ¿Seguirán supurando las heridas?
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2. Las bases socialistas comprendieron que, en 2019, ante las negativas, primero de Ciudadanos y después del PP, Pedro Sánchez no podía agotar la paciencia de la sociedad convocando unas terceras elecciones generales ese año. Así que no le quedó más remedio que pactar con Podemos. Hasta ahí, las bases lo entienden y lo respetan. Pero lo que no entienden y no respetan es la ostentosa deslealtad de los ministros de Podemos, en permanente labor de erosión del Gobierno desde dentro del Gobierno. Y lo que no aceptan las bases es que el PSOE, por contentar a Podemos, esté perdiendo su propia identidad. Muchos no se explican que Pedro Sánchez siga manteniendo la coalición. Últimamente, sin embargo, Pedro Sánchez y los ministros socialistas están marcando claras diferencias con Podemos, como se ha visto en la votación de la reforma de la ley del 'solo sí es sí', o en el asunto de los avales para comprar viviendas. ¿Será suficiente este giro? ¿No es demasiado tarde? ¿No habría que romper la coalición?
3. Y, en fin, las relaciones con los separatistas catalanes y con Bildu también han decepcionado a muchos socialistas. No han gustado las cesiones en la reforma del Código Penal, ni los indultos, y ni siquiera la apariencia de mesa de negociación. ¿Podría haber hecho Pedro Sánchez otra cosa? ¿Por qué no lo explica?
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En algunos procesos electorales no gana quien más méritos tiene, sino quien menos errores ha cometido. Pedro Sánchez y su Gobierno tienen muchos méritos de los que presumir. Pero también muchos errores que rectificar o que explicar. Y los errores hacen perder votos; pero también desmovilizan a las bases.
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