Las cuatro esquinas

La isla bonita

Mazarrón es la única propuesta regional para un nuevo turismo sostenible y competitivo, pero sólo recibe mezquindad y desinterés de las administraciones

Único. Perdona que te diga, pero ya me estás buscando un lugar en el Mediterráneo donde haya treinta y cinco kilómetros de costa, casi la ... mitad de los cuales corresponden a calas vírgenes de una belleza paisajística impresionante, por no hablarte de sus asombrosos fondos marinos. Para hacértelo fácil, la respuesta es sencilla: Mazarrón, la isla bonita donde, si en esta tierra hubiese criterio político para establecer grandes proyectos de legislatura, se estarían ensayando modelos de desarrollo turístico sostenible y competitivo. De excelencia. En Mazarrón, posibilidades de futuro, todas. Solo falta que las cabezas piensen y no embistan, que diría don Antonio Machado. Ya me vas entendiendo.

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La costa mazarronera es un lugar único, una oportunidad única para calentarse un poquito el caletre, estrujarse el magín y poner a currar al mucho o poco talento que haya. Todos sabemos que lo fácil es tirar de chequera en ferias, fitures y demás cuchipandis. Conciertos por aquí, misiones comerciales por allá. Eso se gestiona solo, compañeros del metal. Pero si estamos en la cola, y en la cola estamos, jodidos pero acostumbrados, todo eso sirve para poco. Al final Alicante y Almería, mejor no entrar en detalles, te han ganado por la mano. Y el dinero no sabe de fronteras por mucho que nuestro 'panochari' no se canse de proclamar que estamos en la mejor tierra del mundo. Eso está muy bien decirlo. Pero habrá que demostrárselo al visitante, digo.

Turismo. Alguien con cuatro palmos de frente y las entendederas en su sitio podría dedicarse a crear un nuevo proyecto turístico en esta región: zonas de ecoturismo, zonas de agroturismo, zonas de turismo comunitario, zonas de turismo de aventura, zonas de turismo cultural y por supuesto, también, resorts concebidos desde la excelencia y el respeto medioambiental. Calidad top. Para todo eso hay sitio en la costa mazarronera. Lo que no hay, lamentablemente, es decisión, apuesta política e institucional. Entre unos que nos quieren convertir en un secarral quitándonos el Trasvase, que dejará sin trabajo a los inmigrantes de Torre Pacheco y Jumilla, y algunos otros que han venido a la política a vegetar, vamos listos. Vamos a dejarle un futuro jodido a los que vienen detrás. Como lo oyes. Como lo lees.

Ocurre que cuando vienen a Mazarrón convocados por esa maquinaria de proyección cultural y nacional que es 'Mares de Papel' gentes como Albert Rivera, Miguel Ángel Revilla, Pedro Piqueras, Manuel Campo Vidal, Marta Robles, Francisco Marhuenda o Luis de la Fuente, primeras filas, no salen de su asombro de lo que podría ser y no es Mazarrón. Y ya te puedes poner tú a explicarles la vergüenza regional que supone el camino de cabras que tiene que soportar el veraneante para llegar al núcleo urbano tras dejar la autovía, o la falta de inversiones en paseos y otras instalaciones similares.

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Invigilante. El alcalde Ginés Campillo les justifica que Mazarrón es el municipio peor financiado de la Región, que a esta isla bonita, aunque cueste creerlo, se la trata con desinterés y apatía. Y por si faltaba algo, hasta la Demarcación de Costas contribuye a complicar el panorama. A su director, Caballero Quirantes, no se le ha ocurrido otra cosa que enviarnos a un vigilante de costas, totanero para más señas, miope con embarcaciones que contaminan la playa de La Isla, restos materiales que no acaban de extraerse del mar o 'botellódromos' permanentes. Y sin embargo el tal Pedro, que así se llama este pretendido avizor, la ha tomado con las actuaciones musicales de los chiringuitos o los escenarios culturales y festivaleros jodiendo al personal, a los músicos, a los empresarios, a los trabajadores y a los veraneantes. Mándalo al desierto de Abanilla a pintar paisajes lunares, Caballero Quirantes, y así los veranos mazarroneros serán más felices y tranquilos.

Isla. Mazarrón es una isla política. A un lado tiene Águilas, vertebrada y conectada, impulsada por Collado, gestionada por Moreno y cuidada por López Miras. Y al otro, Cartagena y Mar Menor con Noelia y Luengo acaparando cada euro que se escapa de San Esteban. Así es muy difícil que Mazarrón, la isla bonita, levante cabeza aislada políticamente. Y sucede lo que sucede: que este año se han dado las primeras migajas de la conexión Mazarron-puerto que dejó embastada el Gobierno de Valcárcel hace no menos de catorce años. La zona de mayores posibilidades turísticas, ignorada. Y así, claro, nos luce el pelo. Dicho queda, una vez más. También mucha culpa de esa realidad la tienen los propios mazarroneros, que aguantan sin rechistar incapaces de reivindicar lo que les pertenece. Y que en vez de mirar a San Esteban prefieren la rencilla interna. Fíjate, si no, en los intentos del PSRM de romper el pacto de gobierno local con los independientes de Ginés Campillo confundiendo la lucha de egos con los intereses ciudadanos. Paco Lucas ha pedido «renegociar» y Campillo, que ya ha anunciado que en el 2027 no renueva, dice que un paso atrás ni para tomar impulso. Qué pena de isla bonita. Tú ya sabes aquello de que si el abad juega a los naipes, a saber lo que harán los frailes. Pues eso mismo...

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