Holmes, Poirot y Marple en el caso de la corrupción española
Como mentes hábiles que son en la persecución del delito, los cuatro detectives comienzan a buscar el nexo conductor entre los distintos imputados
Pasan unos días de asueto en Benidorm con un viaje de jubilados y les cambia la cara al ver aparecer a Ursula von der Leyen. ... El doctor Watson pone cara de pocos amigos, la señorita Marple, a punto de hacer las maletas para irse a la Riviera Maya con su nuevo novio, el profesor de pádel argentino del hotel, tampoco parece entusiasmada y Holmes y Poirot se han pillado un Airbnb para irse a Sitges. (Que no se entere Amenábar que hace una peli sacando del armario al detective del 221B de Baker Street). «Perdonen que les moleste, pero he sabido que estaban ustedes reunidos aquí, los mejores detectives de la historia y ¡la Unión Europea! Necesita de sus servicios». Aquella panda la mira con desdén, prefieren vivir a lo grande malgastando los tremendos derechos de autor que producen sus aventuras en todo el orbe, pero, en un momento de debilidad, y por los remordimientos de los tres británicos debido al Brexit, deciden ayudar.
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El caso de corrupción. «Verán», comienza a decir la Von der Leyen, «Tenemos un fregao tremendo en España con la corrupción y queremos que busquen al máximo responsable: el caso del fraude del IVA al petróleo, el caso David Sánchez, el caso Begoña, el caso mascarillas, las adjudicaciones irregulares, las cuotas del petróleo venezolano.... En fin, son tantas cosas que andamos perdidos, ¿podrían aclararnos algo? Los cuatro investigadores se miran y estallan en una carcajada. Von der Leyen arroja una gruesa carpeta sobre la mesa y sentencia: «Esta noche ceno en Barcelona, mañana a primera hora estaré aquí para esperar su dictamen». Nadie le dice que no a la mandamás de la UE y menos siendo alemana, así que los cuatro amigos, entre copazo y copazo, deciden hacer un brainstorming.
Similitudes. Como mentes hábiles que son en la persecución del delito, los cuatro detectives comienzan a buscar el nexo conductor entre los distintos imputados. Poirot repara en que son hombres, ¿es ese el nexo? No, Marple apunta que Begoña es una mujer. Vaya. «¿Y el color del pelo?», apunta Watson: «David Sánchez, Ábalos (semi calvo)....son morenos». «No vale», sentencia Holmes. Koldo es calvo y Begoña rubia, el criterio del pelo moreno es descartado. Entonces, Marple, con un crujido de cadera que les hace a todos callar, se levanta: «¡El PSOE, el nexo es el PSOE!»
Poirot niega con la cabeza: «Algunos de ellos no son militantes, como Aldama, Begoña no es cargo, Hidalgo el de Air Europa, tampoco». Los cuatro investigadores quedan parados por un momento así que, ante la duda, se van a ventilarse una paella y unas jarras de sangría.
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Llegó la inspiración. A la mañana siguiente llega Von der Leyen. Menuda resaca tiene, tuvo una cena con Illa y se sondiñó siete tequilas para soportar el aburrimiento que produce el tío. Ella le llama entre sus allegados el «lexatin de la política». Los cuatro detectives no parecen estár en mejor estado, pero al verla aparecer , dicen: «Tenemos algo».
Holmes explica: «Verá señora Von der Leyen; no dábamos con la trama hasta que el bueno de Watson se fumó un porro, entonces, se levantó como movido por un resorte, y colocó en el panel una foto de David Sánchez. La unió con una línea a la foto del presidente y dijo: es su hermano. Luego hizo lo mismo con Begoña: «Es su mujer», añadió. Luego con Ábalos, «era su número 2». Lo mismo pasó con Celdrán. Koldo, era colega suyo y sale en sus memorias, iba con él en el Peugeot y le guardaba los avales. El Fiscal General del Estado trabaja para él también y con el petróleo de Maduro, según Aldama, se pagó la presidencia de la Internacional Socialista que ostenta Sánchez. Entonces Holmes da una vuelta al panel y Úrsula ve una fotografía de Sánchez en el centro unido por flechas a todos los demás.
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A punto está de desmayarse: «¿Me van a decir ustedes que Sánchez es el nexo en común que une a todos estos imputados?» Todos asienten con la cabeza, menos Marple que ronca ruidosamente. Úrsula, visiblemente afectada, hace una foto al panel y, antes de salir se vuelve y pregunta: «¿Podrían echarme otra mano, hay 59 vuelos sin justificar a la República Dominicana?» Holmes, se erige en portavoz y dice muy solemnemente: «Señora, si usted fuera detective se moría de hombre». Y dicho esto, suena el timbre que indica el comienzo de la hora del aqua-gym y los cuatro jubilados salen en tropel.
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