La verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero, y es cierto, es verdad, nos consta, que la ley de amnistía que ha ... promulgado Pedro Sánchez por los 7 votos de Puigdemont es anticonstitucional. Y punto. Los artículos 14 y 9.2 de la Constitución Española garantizan plenamente la igualdad de todos los españoles ante la ley. Pero con la ley de amnistía de Sánchez-Pumpido, el mismo delito, en puntos distintos del territorio y cometido por ciudadanos que profesen distinta ideología, no cuesta lo mismo. Supongamos que un vecino de Puertollano, que vota a IU, causara graves lesiones a un policía en una algarada por temas de reconversión industrial. ¿Qué pasaría? Iría a la cárcel y por varios años. Pero si ese mismo delito lo comete un tío de Santa Coloma y es independentista, es amnistiado y le sale gratis. Esto es, el mismo tipo penal se paga diferente dependiendo de dónde has nacido y de tu adscripción política. Anticonstitucional. Y lo contrario es mentira, lo diga Conde Pumpido, Pedro Sánchez, Patxi López, Carmen Calvo, Donald Trump, Bill Gates o el Sursum corda.
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Hubo una época en que no fue así. Recuerdo aquel tiempo en que todo el mundo estaba de acuerdo en esta obviedad: la amnistía es anticonstitucional. Y no me lo invento, lo decía incluso Pedro Sánchez. No se cansaba, y sus ministros, y los gerifaltes de su partido. Pero tras el 23-J cambiaron el discurso, de un día para otro. Y una emisora que yo escuchaba mucho pasó, de la noche a la mañana, de decir que era anticonstitucional a que era la ley más necesaria, más maravillosa y que más acercaba a los seres humanos de la historia, que hacía florecer los campos, cantar a los pájaros y que nos llevaba a todos a abrazarnos unos a otros. Y no sólo en informativos y tertulias, hasta en los espacios humorísticos que yo escuchaba por su brillantez y capacidad satírica, destacaban lo fachas muy fachas que éramos todos aquellos que seguíamos pensando lo mismo que pensábamos 24 horas antes: que era anticonstitucional. Y ese y no otro fue el punto de inflexión en que millones de españoles que veníamos del centroizquierda fuimos arrojados por Sánchez a eso que este totalitario llama la fachosfera.
El día en que me hicieron facha. Y así de sencillo fue como muchos miles de españoles que veníamos de lo que era el centroizquierda (que ahora en España ya no existe) caímos al otro lado del muro que el propio Sánchez tiró el primer día de su mandato. Ahora era facha, ¿por qué? Por decir, y seguiré haciéndolo, que la amnistía es anticonstitucional. Luego vino el caso mascarillas, Aldama, Koldo, Ábalos y Air Europa, se supo lo de Wakalua, la señora de Sánchez y el rescate. Y de ahí a los '5 días de retirada mística' y ya la persecución del régimen sanchista contra jueces, periodistas u opinadores que denunciaran sus excesos. Y ahora Cerdán. Sánchez ha pactado con los enemigos del Estado, de España, que lo mantienen ahí no solo porque le sacan cosas, sino porque que este megalómano siga ahí perjudica a lo que más odian, España. Sánchez nunca ha ganado unas elecciones con mayoría como para gobernar sin socios indebidos, de hecho, las últimas las perdió. Cuanto más se arrima a los indepes y a la extrema izquierda, más se aleja de la centralidad y más de obtener una mayoría. Así que ha ido desplazándose hacia la extrema izquierda cargándose al PSOE conceptualmente y luego, por la corrupción, legalmente.
Este pequeño tirano, que venía a vengarse primero de su partido y luego de España, se coló por la puerta de atrás en un partido que González moderó y modernizó, y luego, en la presidencia de gobierno. La amnistía no es sino una más de sus tropelías, quizá la más fuerte. Pero ha hecho muchas más. Es un no parar. Y lo peor, que no solo perjudica a España, sino que va a dejar al PSOE bajo mínimos y sin posibilidades de ganar en muchos años. Todos estos que le apoyan en sus tropelías serán los máximos perjudicados, cuando el partido socialista español quede como está ya de manera irreversible el socialismo francés. Y, o no se dan cuenta, o no se la quieren dar. A él le da igual, acabará viviendo como un marqués en República Dominicana a lo Bettino Craxi y dejará todo esto hecho un solar. Sobre todo el PSOE.
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