'En agosto nos vemos'
¿Debía ser dada a conocer la obra póstuma de García Márquez, a pesar de que el autor encargó que fuera destruida?
Tal es el título de la novela póstuma de García Márquez, publicada en el décimo aniversario de su muerte y que contiene en sí misma ... la polémica: ¿debía ser dada a conocer, a pesar de que el autor encargó que fuera destruida o, por el contrario, lo correcto hubiera sido considerar que el libro no está a la altura de la obra del genio colombiano y que más que sumar resta a su consideración global?
En primer lugar nos encontramos con el tema de la traición de los hijos al padre. No es necesario recordar el famoso caso de Max Brod, a quien Kafka pidió que destruyera toda su obra: el propio García Márquez no habría podido leer 'La metamorfosis', obra esencial para su carrera de escritor. Pero hay más: 'En agosto nos vemos' narra la historia de varias traiciones, o de una sola sostenida en el tiempo, la que perpetra la protagonista al elegir cada año un amante durante la visita a la isla donde está enterrada su madre. ¿Casualidad entre la vida externa y la interna de la novela? No lo creo, nada nunca es casual en García Márquez.
En segundo lugar, esta ficción literaria es una invención del escritor que trata a su vez de otras invenciones, las que imagina la protagonista sobre sí misma, al concebirse cada noche como un personaje distinto, vestido de forma diferente en función del amante escogido. Por si fuera poco, siempre aparece el título – 'Drácula', 'El extranjero'– del libro que está leyendo. Así, autor y protagonista no cesan de crear historias: pura literatura.
En tercer lugar, la isla a la que viaja Ana Magdalena Bach, más que un escenario real, se aparece al lector como un reino de lo ficticio erigido originariamente por la madre que, como descubre su hija, también se ideó como creadora de personajes imaginados, lo que la condujo a la felicidad y a la decisión de ser enterrada allí. De este modo se unen en la isla el amor y la muerte, tema recurrente en la obra de García Márquez.
Finalmente, Ana Magdalena Bach decide desenterrar los restos de su madre y trasladarlos, lo que inevitablemente recuerda a la Rebeca de 'Cien años de soledad', que llega a casa de los Buendía con un saco que contiene los huesos de sus padres. Otra vuelta de tuerca literaria del maestro García Márquez, que con este desenlace nos recuerda que todos al final, de un modo u otro, hemos de cargar con nuestros muertos.
Gabriel García Márquez sostenía que su 'hobby' favorito eran las pesadillas y lo definía así: «El juego consiste en perderse en una infinita galería de sueños iguales a la realidad, hasta que no se sepa cómo despertar de esa confusión de sueños iguales». Parece claro que estas palabras expresan lo que la literatura era para él y la razón por la cual la publicación de 'En agosto nos vemos' ha sido una decisión, más que acertada, imprescindible.
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