Acuse de recibo

Palabras enjauladas

El nuevo sinvivir al que estamos sometidos controla nuestros sentimientos genuinos y nos quita la paz

Miércoles, 12 de noviembre 2025, 23:52

En la anterior columna, 'El enemigo en casa', puse el foco en el acoso escolar y hoy sigo con ello, porque algunos lectores me comentaron ... que me quedaba corto en mi argumento y había algunas cuestiones no tratadas. Así es, en concreto, referido a lo mal que lo pasan aquellos que han sido acosados en las aulas y han tenido que llevar sobre su mochila cada día el rechazo, la carcajada, la humillación o la violencia, con todo su dolor.

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La sociedad enjaulada en la que nos encontramos nos tiene acorralados, nos domina y nos impone sus criterios y formatos. El nuevo sinvivir al que estamos sometidos controla nuestros sentimientos genuinos y nos quita la paz; nos enturbian la mirada, con impulsos violentos que vemos cualquier parte, también en los institutos, donde en ocasiones el manejo de la clase se hace imposible.

Las relaciones hoy son diferentes a las del pasado reciente, son zigzagueantes, de difícil manejo para quienes tienen la responsabilidad de formar a quienes están fraguándose, en ese escenario sobredimensionado donde la ficción se impone.

Estos días me ha llegado un libro recién publicado sobre la vida de nuestros adolescentes que buscan, crean y construyen su lugar en el mundo. El texto se titula 'J-Aula', coordinado por Zaida Sánchez Terrer, y presenta dieciocho relatos dedicado «A quienes habitan las aulas». El escenario del libro lo dibuja, en el prólogo, Juan Sáez Carreras, destacando la transversalidad de los dieciocho relatos que hablan de historias en primera persona. Las autoras y autores describen sobre lo que sienten y manifiestan nuestros adolescentes, desde el convencimiento de hacer visible todo lo que les preocupa y destacando sus sentimientos íntimos.

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Recomiendo su lectura porque nos hace reflexionar sobre los acosados, de aquellos que viven rezagados, de los penúltimos de la fila, los acomplejados por ser discriminados y se sienten humillados, viven su drama y se miran en un espejo que los deforma y los lanza al vacío.

La diversidad se encuentra en el corazón de este libro, como escribe el prologuista y en él rezuma un halo de esperanza que nos invita a no mirar a otro lado y estar muy atentos, en donde los abusos se puedan plantear.

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