La identidad del PP
ASÍ ME PARECE ·
¿Cuáles son los principios ideológicos que fundamentan su proyecto político? ¿Con qué sector de la sociedad del siglo XXI quiere conectar?Los problemas del PP no han terminado con el congreso de Sevilla. Es verdad que se ha superado un momento muy difícil. Las tensiones internas ... entre Díaz Ayuso y el equipo de Pablo Casado estaban colocando al partido al borde del suicidio colectivo. Por otra parte, también han sido significativos los gestos que indican que el partido retorna a la moderación. Se trata solo de gestos, de los que no se fían mucho los adversarios políticos. Pero la situación de la política española estaba tan crispada que el simple anuncio de un giro a la moderación se ha considerado un alivio, y ha sido muy bien recibido por todos.
Sin embargo, después del congreso de Sevilla, el PP sigue teniendo un problema de identidad. ¿Qué es el PP? ¿Cuál es su visión del mundo y de la vida? ¿Cuáles son los principios ideológicos que fundamentan su proyecto político? ¿Con qué sector de la sociedad del siglo XXI quiere conectar? Desde luego, no se trata de una cuestión baladí. Si un partido no está seguro de su propia identidad, de los principios que definen su ideología, mal puede transmitir a la sociedad propuestas creíbles. Y en los últimos años, el PP ha incurrido reiteradamente en oscilaciones: unas veces se presentaba como un partido de centro derecha, pero otras aparecía como un partido populista, obsesionado por la conquista del poder, y arriscado en el enfrentamiento permanente con la izquierda. Era como si temiesen que los de Vox les tacharan de «derechita cobarde». Y estas oscilaciones han generado confusión y desconcierto, y también bastante desánimo entre los afiliados y votantes del PP.
En mi opinión, a partir del congreso de Sevilla, el PP debería tomarse un respiro y dedicar algo de tiempo y algún que otro esfuerzo a reflexionar sobre su propia identidad ideológica. No se trata de descubrir nada nuevo. En la década de los ochenta del siglo pasado ya profundizamos en estas reflexiones, y definimos con meridiana claridad lo que había de ser el fundamento ideológico de AP-PP. Permítanme los actuales dirigentes del PP que les recuerde algunas de aquellas ideas que definimos en los momentos iniciales del partido:
Permítanme los actuales dirigentes que les recuerde algunas de aquellas ideas que definimos
1. Eran los primeros tiempos de la Transición. El partido se dirigía a un sector de la sociedad que, en vida de Franco, no había luchado contra el franquismo, sino que había convivido con él. Teníamos que conseguir su confianza y su voto respetando el pasado, pero insistiendo en que la democracia era el único futuro razonable para todos los españoles, y que a nada conducían las añoranzas del pasado. Por eso, tras el intento de golpe de Estado del 23-F de 1981, AP se colocó en la cabecera de las manifestaciones en defensa de la democracia. Y por eso repetíamos una y otra vez que estábamos construyendo una derecha para convivir con la izquierda, y no para luchar contra la izquierda.
2. El pensamiento político de ese sector de la sociedad, al que le pedíamos su confianza y su voto, se caracterizaba por dos notas: primero, no era socialista, ni siquiera socialdemócrata. Creía en la iniciativa privada. Y, segundo, no era separatista. Creía en la unidad de España. De ahí que dijésemos que España era lo único importante.
3. En ese sector de la sociedad no había una pluralidad de ideologías, sino una ideología plural. Las personas a las que les pedíamos su confianza y su voto tenían ideas liberales, tanto en materia económica como política. Pero también partían de una cultura cristiana. Y, desde el humanismo cristiano, asumían las exigencias de la igualdad y de la justicia distributiva, y respetaban la importancia del sector público y de los servicios públicos, hasta el punto de hacer suyos los planteamientos del llamado Estado del Bienestar.
4. El éxito del proyecto político que AP-PP ofreció a la sociedad española radicó en mantener un equilibrio, una delicada proporcionalidad entre esas diversas corrientes culturales que confluían para configurar el pensamiento político de la derecha española. Había que ser liberal, pero sin exagerar; al mismo tiempo que a la iniciativa privada, había que defender la Sanidad y la Enseñanza públicas. Y había que ser demócrata cristiano, y asumir las exigencias de la igualdad, la justicia social y la redistribución de la riqueza, a través del sistema tributario y los servicios públicos, pero solo hasta el punto a partir del cual se desincentiva la iniciativa privada.
La importancia de este equilibrio se ha demostrado a lo largo de la historia del partido. Cuando el equilibrio se ha roto, casi siempre por una exageración de los planteamientos liberales, el partido ha perdido, primero su prestigio, y después, las elecciones.
Algunos dirán que estas reflexiones son rancias. Sin embargo, el pasado define la identidad de los partidos. Y si uno se olvida de estas ideas, no solo perderá su identidad, sino que también se verá sobrepasado por otros que no tienen dudas sobre lo que son.
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