Ayuno digital

Si el teléfono móvil fue un descubrimiento descomunal, el uso que de él se hace, de pocos años acá, ha cambiado totalmente nuestras vidas

Hace no mucho, un par de semanas a lo sumo, oí por primera vez en mi vida la expresión 'ayuno digital'. Confieso que la impresión ... que me produjo fue de desconcierto, aunque enseguida, al hilo de la mesa redonda en donde se pronunció, entendí de lo que se trataba: realizar una desconexión voluntaria de los terminales electrónicos que disponemos. Algo así como lo que hacen (o hacían) las familias de antes en este tiempo de cuaresma: no comer carne los viernes; ayunar a secas. De ahí el protagonismo que adquiere el guisado de albóndigas de bacalao en días de abstinencia. Lo del ayuno digital es lo mismo pero en plan tecnológico. Ahora veremos por qué.

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Hurgando un poco en internet ('no podía ser de otra manera') me doy cuenta de que ese concepto, el de 'Ayuno Digital', es un libro de un libertario catalán, cuyo subtítulo es de lo más revelador: 'autoayuda colectiva para cambiarlo todo'. Vaya por Dios. Siempre hay alguien que se te adelanta, que escribe de cosas que no sabías que existían, que te alegras cuando las oyes a un tertuliano y crees que te ha descubierto la pólvora. Pues no, alguien ha dicho antes que tú que, si el dichoso teléfono móvil fue un descubrimiento descomunal, el uso que de él se hace, de pocos años acá, ha cambiado totalmente nuestras vidas. Pensemos en lo que supuso hablar sin cables. ¿Se acuerdan de los teléfonos en cabinas o en los bares? ¡Qué lejos quedan! En películas en las que el protagonista, detective como Philip Marlowe, o abogado como Perry Mason, llamaba por aquellos teléfonos, decían a sus ayudantes que comprobaran un dato importante. Más adelante, cuando se metían en otro sitio con teléfono, los volvían a llamar para ratificar sus sospechas. De bar en bar. Nada que ver con lo que pasa hoy, que cada vez que llega el policía al lugar del crimen, empieza a hacer fotos como un loco con el móvil, fotos que pasa inmediatamente al forense, y en un plis plas saben todos los datos de la víctima. Más rápido, pero con menos intriga. Tiene sus ventajas, no vamos a negarlo, pero también el inconveniente de la excesiva inmediatez. Los inalámbricos impiden que la trama se cueza a fuego lento. ¿Se imaginan a Sherlock Holmes con uno de ésos?

Hablar por móviles ya supuso un acontecimiento extraordinario. Pero ahora, lo de menos es hablar con tu cuñada, que también; lo importante es que te informan de todo, pagan tus facturas, te dicen dónde está esa persona de la que quieres saber su ubicación, te ofrecen descuentos de todos los productos del mundo, pueden apagar la luz de tu casa desde donde estés, te permiten ver tus fotos desde la más tierna edad, guardan tus recetas médicas, te advierten de si va a llover..., ¿sigo? Con lo pequeño que es. Querámoslo o no, todos, o casi todos, estamos enganchados al móvil, que es bastante más que un teléfono. Esto es de lo que habla el libro de marras del libertario catalán, que nos señala como consumidores que vivimos eternamente conectados al aparato. Por eso, resulta pintoresco que, muy de vez en cuando, leas en la prensa que un señor importante dice que no tiene móvil. Y lo expresa con toda satisfacción. Pues allá él. Además, suelen añadir que no quieren perder el tiempo buscando tonterías en YouTube. Eso será quien busque tonterías en YouTube. Que puede ser. Hay gente para todo.

La dura verdad, y hay que repetirlo, es que estamos siempre, o casi siempre, enganchados al 'celular', como dicen por allá. Lo cual no nos permite descansar como Dios manda. De ahí que el libro del libertario catalán proponga una manera de escapar del hartazgo que supone depender del aparato, en modo de 'ayuno digital' que haga posible una manera de relacionarnos con los demás más humana. Como antaño. Esta teoría no sé si tendrá muchos seguidores 'de facto', porque de boquilla, seguro que serán miles.

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A pesar de ser defensor del uso del móvil, no veo mal del todo que, de vez en cuando, lo dejemos descansar. Como el que deja de comer carne uno o más días en cuaresma. Si premiamos a nuestro cerebro estando sin móvil, premiamos a nuestro estómago estando sin carne. Claro que cuando vamos a un sitio de vacaciones y no hay cobertura, lo primero que hacemos es decirle al responsable qué está esperando para poner wifi en su establecimiento.

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