He leído 'Los destrozos', de Bret Easton Ellis, el de 'American Psycho'. Una obra formidable que habla de drogas, juventud, sexo sin tapujos y ostentación ... de riqueza, todo sin corteza, al margen de lo políticamente correcto. Supongo que dentro de unos años el revisionismo puritano la talará para evitar que pueda ofender a los de la cofradía de la ofensa, que tanto abundan estos días y se enjambran sobre todo en las redes, donde encuentran su geografía predilecta. A propósito de estos tiempos, dice el autor que «hemos entrado en una suerte de totalitarismo que aborrece de la libre expresión y castiga a la gente por mostrarse tal cual es». Así es, ya nadie dice lo que piensa más allá de las cuatro paredes de su casa, que se han convertido, no en un espacio privado, sino en el único donde de verdad puedes decir lo que piensas sin que te importe.
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'Los destrozos' es una novela que se lee como si fuera una biografía, que es lo mejor que se puede decir de toda novela, de tan real que parece; por lo mismo que lo mejor que se puede decir de toda biografía es que es un libro que se lee como una novela.
Tanto me ha gustado, por cierto, que me he puesto a leer 'American Psycho', su obra más reconocida y la más popular tras ser llevada al cine. Es aún más políticamente incorrecta, tanto que una obra así no llegaría hoy en día siquiera a publicarse y, de hacerlo, pondría en pie de guerra a la cofradía de los ofendidos. Así estamos. Por eso, aunque no esté de acuerdo con sus ideas, cada vez me gustan más los autores que hoy son repudiados por ser lo que en literatura se suelen llamar 'enfant terrible'. La razón es clara: ellos se atreven a escribir lo que ya nadie se atreve a nombrar. 'American Psycho' está llena de personajes cretinos, abyectos, despreciables... pero en su día triunfó porque los malos siempre tuvieron mejor cartel en literatura, salvo ahora, donde 'to er mundo ha de ser güeno'.
Así, Easton Ellis ha pasado a mi breviario de autores preferidos norteamericanos, junto a Updike, Steinbeck, Fitzgerald, Capote y algunos otros. No sé qué dirían algunos de ellos si levantaran la cabeza en estos tiempos de opiniones 'bio'. O peor, si vieran sus obras pasadas por el filtro del revisionismo, que es lo que se lleva en unos tiempos donde importa más el decoro que la honestidad.
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