En 1986, dos politólogos, uno norteamericano, Richard Günther, y otro italiano, Giacomo Sani, ambos expertos en la transición política española, escribieron un artículo titulado 'Qué ... hubiera pasado si...', que trataba sobre el impacto de la normativa electoral en el comportamiento de los ciudadanos a la hora de ir a votar. Los autores simulaban qué consecuencias podría tener el cambio de la ley electoral española en los resultados de las últimas elecciones generales. Este es un ejercicio que se suele hacer una vez celebrados unos comicios, no solo atendiendo a qué hubiera pasado con otra normativa electoral, sino qué hubiera pasado si el elector hubiese conocido de antemano los resultados electorales.
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El estudio postelectoral 'Elecciones Autonómicas 2023 del Cemop', recientemente presentado, permite hacer este último tipo de simulaciones: ¿Qué hubiera pasado si los electores hubiesen sabido cuáles iban a ser los resultados electorales? ¿Hubiesen cambiado su voto? Si no fueron a votar, ¿hubiesen ido? Y, en tal caso, ¿qué hubiesen votado? Las combinaciones son casi infinitas, pero el Cempo ha explorado algunas de ellas en su último estudio.
Un primer escenario se da entre aquellos que, no habiendo ido a votar, lo hubiesen hecho tras conocer los resultados. En concreto, se les pregunta: «Aunque usted finalmente no votó, ahora que sabe el resultado, en caso de haber votado en estas elecciones, ¿por qué partido lo habría hecho?». Un 14% de la muestra contesta esta pregunta, arrojando los siguientes resultados: el 25,3% se hubiese decantado por el PSOE, un 23,2% por el PP y un 12,1% por Vox, como principales alternativas. Si se realiza una simulación a partir de estos datos, y se traslada al escenario de las elecciones del 28 de mayo, el resultado hubiese sido una intensa movilización, con una tasa muy baja de abstencionistas. El PP hubiese obtenido el 40,9% de los votos, el PSOE el 29%, Vox el 17,9% y UP el 5,1%, no superando ninguna otra formación el 3% del voto válido. El PP hubiese obtenido 20 escaños, uno menos que los que consiguió, y el PSOE 14, uno más, quedando el resto de las fuerzas políticas con la misma representación. Por tanto, estos datos confirman que el PSOE mantuvo desmovilizados un número importante de electores, como corroboran otros datos del estudio postelectoral, no cambiando en todo caso la simulación el resultado global de la elección.
El segundo escenario es justo el contrario. Si en el anterior lo que se produce es un aumento considerable de la participación, simulando la votación de una mayoría de los que no fueron a votar, en este caso lo que se produciría es una disminución de la misma, suponiendo que solo votarían (o volverían a votar) aquellos que lo hicieron firmemente convencidos de su voto, aquellos que votaron con entusiasmo satisfacción. Es el tipo de elector al que habitualmente se le denomina como fiel o leal. Sobre la base de los que sí votaron en las elecciones, se les inquiere sobre cómo fue su voto a ese partido concreto, con estos resultados: Un 34% votó con entusiasmo a su partido, con satisfacción lo hizo un 28%, con ciertas dudas el 13%, porque se trataba del mal menor un 8% y un 16% lo hizo para evitar que ganase otro partido. Si volvieran a votar solo los más convencidos, aquellos que lo hicieron con entusiasmo o con satisfacción (62% de la muestra), los resultados hubiesen sido: PP (46,2%), PSOE (22,9%), Vox (18,7%) y UP (5,9%), lo que significaría que el PP hubiese obtenido la mayoría absoluta con 23 escaños y el PSOE hubiese conseguido 11, quedando con la misma representación el resto de las fuerzas políticas. El PSOE no solo produjo la mayor desmovilización entre sus propios electores, sino que además tuvo al votante menos decidido de votar a esa fuerza; el PP, por el contrario, tuvo el votante más 'partisano'.
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El tercer y último escenario, trata de una simulación directa: «Si hubiera sabido que los resultados de estas elecciones iban a ser los que han sido, ¿usted hubiera votado por el mismo partido que lo hizo, se habría abstenido o habría votado en blanco, o hubiera votado por un partido distinto al que votó?». De forma muy mayoritaria, los electores en unas nuevas elecciones, sabiendo de antemano el resultado del 28-M, votarían por el mismo partido por el que ya habían votado (90,8%). El cambio de voto en los pocos que sí cambiarían sus preferencias apenas modifica el resultado: el PP obtendría el 43,6% y 21 escaños, el PSOE el 26,4% y 13 escaños, Vox el 18,7% y 9 escaños, y UP el 4,6% y dos escaños.
Estos son los escenarios, aunque sin duda de haber nuevas elecciones en la Región de Murcia, el comportamiento de algunos electores se modificará en base a factores contingentes, como los resultados de las elecciones del 23-J y la narrativa con la que las distintas fuerzas implicadas en la gobernabilidad, PP, Vox, pero también PSOE, puedan justificar ante la población sus posiciones políticas en el marco de los desacuerdos en la Asamblea. En cualquier caso, es más que posible que estuviésemos condenados a un bucle permanente.
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