Con más de setenta montaba en bici, conducía un Mini rojo con su caniche negro de copiloto y mitones marrones de rejilla, los veranos los ... pasaba en kaftan y bikini, perfilaba con kohl sus ojazos verdes y fumaba cigarrillos John Player Special que encargaba a todo el que viajaba al Reino Unido. Adelantada a su tiempo y moderna fue un rato mi abuela Florentina, pero si viviera a ver cómo demonios le explicaba yo qué es eso de la sologamia o la moda de casarse con uno mismo. Jamás lo hubiera entendido, tendrían que haber visto lo feliz que estaba el día de mi boda y lo que bailó con el novio en el convite. También las lágrimas que lloró cuando regresé a mi soltería.
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«Estoy celebrando mi amor propio y quiero inspirar a otras mujeres a exaltar su autoestima», «Una conquista de mi madurez», «Un sueño de hadas cumplido». Qué lindo e inspirador suena todo, pero con la tirria que le tengo al matrimonio ni conmigo misma, además, tampoco me quiero tanto y hasta hay días en los que sería capaz de empujar por el barranco a la parte de mí que más detesto: la que no cocina y la que se pierde el presente divagando sobre el futuro.
Vestido blanco con brillantes de Swarovski, damas de horno, tarta nupcial de cinco pisos y hasta la marcha de Mendelssohn sonando a toda pastilla. Nada faltó en la boda de Laura Mesi, italiana y entrenadora de fitness, bueno miento, novio no había pero para qué si esta italiana de cuarenta y entrenadora de fitness aseguró vivir el cuento de hadas de su vida, eso sí, sin príncipe azul ni noche de bodas. Luna de miel hubo: sola y en Egipto. En España no he encontrado a ninguna loca que se haya casado consigo misma y hombres, que yo sepa, en el mundo solo hay uno, Nello Ruggiero se llama el susodicho.
«Me amo a mí misma» es el eslogan de Kshama Bindu, 24 años, que se casará con ella misma esta semana en la India. Ojalá tenga más suerte que la brasileña y voluptuosa modelo de lencería Cris Galêra quien, cansada de que los hombres le pusieran los cuernos, decidió 'autocasarse', si es que ese verbo existe: «Me gusta ser una prioridad y yo soy la mía», sentenció en más de una entrevista. A pesar de que se prometió no decepcionarse, no traicionar su confianza y, por encima de todo, quererse a sí misma, el amor por su cuerpo serrano solo le duró noventa días. Hasta que encontró a otro «muy especial» y decidió divorciarse de sí misma. Del japonés que organizó boda con un holograma les hablo otro día, aunque no sé si lo haré, todo es tan ridículo.
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