Estampa costumbrista murciana

FRASQUITO FERNÁNDEZ EGEA

Jueves, 27 de noviembre 2025, 23:15

Murcia, nuestra querida Madina Mursiya, y su huerta han encerrado dentro de sí una serie de costumbres que nos identifican sobre cualquier otra población. Se ... han venido realizando, con prontitud, en las fechas propicias para ello. Son legados de nuestros ancestros que, como oro en paño, guardamos y protegemos como reliquia perecedera. Como comentaba don Hilarión con don Sebastián en la zarzuela 'La verbena de la paloma': «Hoy las ciencias adelantan que es una barbaridad». Las mencionadas van adueñándose, a pasos agigantados, de las costumbres establecidas desde antaño. Por lo tanto, aprovecharé estas líneas para recordar a los lectores la estampa a que se refiere el título de la carta.

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Hace algunos años dando borneos por los castizos barrios de San Antolín, por su famosa puerta de la Traición y de Vidrieros, así como San Juan, en su epicentro Pajar del Rey, por sus estrechas e históricas callejuelas se podían contemplar unos cordeles, de esparto, colocados en los extremos de las rejas de la vivienda con una caña, situada en el centro, que los elevaba. Sobre los mencionados cordeles se colocaban las peladuras de las naranjas. Se tenían que efectuar de una sola vez, para poder aprovecharlas bien.

Se exponían al sol, durante unos días, y cuando ya estaban secas se recogían para proceder a su venta en la fábrica del Salitre. El destino era obtener pólvora. Los zagales así lo creíamos, a pies juntillas, ya que nosotros efectuábamos la prueba con ellas. Cuando estaban recién cortadas procedíamos, apretando la corteza. La mencionada destilaba un líquido que, aproximando un misto, producía un pequeño resplandor de luz. Sorprendidos por ello manifestábamos «¡pólvora!». «¡Es pólvora!».

Esta estampa aumentaba bastante en la huerta. Las casas situadas en los carriles, veredas y sendas procedían tal y como he explicado. El negocio suponía pocas ganancias, pero se decía que «muchas gotas de cera hacen un cirio pascual». En nuestra tierra se emulaban a los chinos, inventores de la pólvora, allá a principio del siglo IX. De vez en cuando la mente nos traslada a estas estampas, la retina así las conserva.

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