Burocracia 'online'

Un conocido me dijo que iba a intentar obtener una cita presencial en su consistorio. Le deseé suerte, la misma que si acudiese a cualquier ... otra administración en busca de un determinado servicio. Desde que comenzó la pandemia, la forma de atender al ciudadano de forma personalizada ha ido a peor. El culmen fue la ofrecida en los centros de salud, cuando se recetaba por teléfono independientemente de la patología tratada. Algo, por cierto, que costó trabajo cambiar. Luego, esa misma concepción del trabajo funcionarial fue evolucionando hacia la cita previa; en la actualidad, casi imprescindible para cualquier cosa. Es decir, los horarios de atención están tasados y, si una persona no acude o emplea menos tiempo en la gestión, el que sobra no puede ser aprovechado por otra. Digamos que se produce un reparto en función a un horario establecido de antemano para cada ciudadano y no con el objeto de atender el máximo de peticiones posible. La última moda viene dada por el teletrabajo, fórmula que ha venido a quedarse al estar impulsada desde las administraciones. No resulta en absoluto extraño ir a cualquier oficina pública y verla medio vacía. Cuando se pregunta dónde está un funcionario en particular –porque conoce mejor la cuestión–, te responden que se encuentra en casa; probablemente en pijama delante del ordenador. Tienes que esperar a que vuelva para terminar con la gestión.

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