La anunciada derrota del PSOE en Andalucía
ASÍ ME PARECE ·
Los socialistas van a estar pagando en las urnas andaluzas las supuestas y judicializadas corrupciones de Chaves y GriñánSería una sorpresa mayúscula que el PSOE ganase hoy las elecciones en Andalucía. Tendrían que cerrar todas las empresas que hacen encuestas, incluyendo el CIS, ... y, durante una larga temporada, dedicarse al silencio y a la meditación. Pero, en fin, parece que no va a haber sorpresas. Las elecciones andaluzas de 2018 las ganó el PSOE, con Susana Díaz como candidata. Pero las izquierdas no sumarían votos suficientes para mantenerse en el poder. Por el contrario, el PP perdió las elecciones andaluzas de 2018. Moreno Bonilla obtuvo el peor resultado de la historia reciente del PP, muy por debajo de lo que obtenía Javier Arenas. Sin embargo, paradójicamente, el perdedor Moreno fue investido presidente. Resultaba que los partidos a la derecha del PSOE sumaban más escaños que las izquierdas. La coalición PP-Ciudadanos no suponía la mayoría absoluta en el Parlamento andaluz. Pero los doce escaños de Vox, y su apoyo externo, han sido decisivos para que PP y Ciudadanos puedan gobernar tres años y medio. Ahora parece que el PP va a absorber todos los votos y todos los escaños de Ciudadanos. Y, aun así, va a necesitar a Vox para gobernar. En fin, lo cierto es que los socialistas este año no van a recuperar el poder autonómico en Andalucía. Lo cual, para los dirigentes socialistas, es una verdadera tragedia. No solo porque han gobernado en esa comunidad cerca de cuarenta años, y la consideraban su principal granero de votos, sino también por lo que los resultados de las urnas de hoy puedan significar de preludio de las generales del año que viene. Cuando pase el vendaval electoral, la cúpula socialista debería efectuar con serenidad algunas reflexiones elementales:
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1. Lo que está ocurriendo en Andalucía, ya ha ocurrido antes en otras regiones. Piénsese, por ejemplo, en la Región de Murcia. Desde 1979, la hegemonía del PSOE era absoluta. Ganaba siempre en las generales, en las autonómicas y en gran parte de los municipios. Primero, con Andrés Hernández Ros, y luego, con Carlos Collado Mena. Parecía que, para siempre, los murcianos eran más socialistas que nadie, y que Murcia sería un perpetuo feudo socialista. Pero dieciséis años después, en 1995, perdieron el poder. ¿Qué había ocurrido? Primero, que los socialistas murcianos dieron la imagen de estar divididos y enfrentados en sangrientas luchas fratricidas. Llegaron a defenestrar a su mayor capital electoral, que era Carlos Collado Mena. Y entonces ya se sabía que el electorado castiga con dureza las divisiones internas de los partidos. Segundo, con el 'asunto Casa Grande' hubo un atisbo de corrupción, que luego en los tribunales quedó en nada. Pero algunos se rasgaron las vestiduras escandalizados. Con el tiempo, muchos que entonces se escandalizaron demostraron después una amplia tolerancia ante supuestos realmente graves de corrupción. Y, tercero, en 1995 se inició un cambio de ciclo político a nivel nacional. Y muchos murcianos, que antes votaban socialista, se subieron al carro del que se esperaba que iba a ganar. Desde entonces han pasado veintisiete años, y el PSOE no levanta cabeza en Murcia. Más aún, no veo que ningún dirigente socialista actual salga a ganar. Hay desánimo. Y los activistas carecen de incentivos. ¿Falta de liderazgo social? En el futuro, ¿pasará lo mismo en Andalucía? ¿Estará el PSOE veintisiete años sin levantar cabeza?
2. Juan Espadas ha sido un buen candidato. He seguido con mucho interés los dos debates televisados. Espadas me ha parecido un hombre inteligente, preparado y sincero. Pero me temo que se ha dado a conocer demasiado tarde. No sé, además, si se han cerrado todas las heridas internas. ¿Se ha marginado a los que apoyaban a Susana Díaz? Si se hubiese cometido este grave error político, búsquese aquí una de las causas por las que el PSOE en Andalucía no remonta el vuelo.
3. El PP ha pagado un alto precio político por la corrupción: le costó la presidencia del Gobierno a Mariano Rajoy. El PSOE va a estar pagando en las urnas andaluzas las supuestas y judicializadas corrupciones de Chaves y Griñán, que quizás no vigilaron con la adecuada diligencia a sus subordinados. Juan Espadas no podía de golpe acabar con la memoria colectiva sobre la corrupción.
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4. Y, en fin, Pedro Sánchez debería atemperar su voluntarismo, y, en un intervalo lúcido, hacer examen de conciencia. Él, como presidente del Gobierno, ha cometido errores muy graves, como los de los indultos a los condenados del 'procés', la errática política exterior sobre Marruecos, y, sobre todo, sus nocivas y perniciosas relaciones con Podemos, Bildu y toda la cuadrilla de separatistas. Y, no se llamen a engaño, estos errores de La Moncloa resuenan por las calles y las plazas de todos los pueblos de España. Por supuesto, también en los de Andalucía. Las urnas andaluzas no podían convertirse en las aguas del Jordán, que limpiasen todos los pecados políticos de Pedro Sánchez. Algunas bofetadas al presidente del Gobierno se las habrán dado los andaluces en la cara de Juan Espadas.
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