¿La paz de Putin?

Ahora el tema es el posible aumento del gasto en armamento ante la amenaza del dictador Putin, y no solo contra Ucrania sino algo más, y ello ante la evidencia de que el enloquecido Trump no piensa seguir ayudando a Europa en defensa. Está claro que Trump, además de ser un estrafalario personaje (eso sí, con mucho poder y balas en el cinto), ideológicamente está más cerca de dictadores y extremas derechas del mundo unidas que de la vieja, débil pero humanista Europa, forjada con los fustes de los antiguos democratacristianos y moderados socialdemócratas. Ya sabemos por Popper aquello de la sociedad abierta y sus enemigos.

Esa izquierda-izquierda a la que antes aludía pide paz sin armas. Recuerdo las primeras semanas tras la invasión rusa de Ucrania, con las frecuentes manifestaciones pidiendo paz, así, sin más, como si Putin se fuese a estremecer ante esa manifestación pacifista. Ya llevamos más de tres años viéndolo. Lo cierto es que parte de esa izquierda, en aquellos momentos, se mostraba más cercana a Putin que a Ucrania. Debían de ser todavía resabios de sueños fraternos con la vieja URSS, de tan triste recuerdo.

En fin, que aclaren qué debe hacer Europa ante un peligro evidente de un sátrapa como Putin, fortalecido y envalentonado por el inesperado apoyo de Trump. Este tipo, Trump, es un loco aliado con otros locos del mundo, y entre todos están poniendo patas arriba el mundo, pero Putin es el menos loco de todos, es algo peor, es un frío psicópata que supera incluso a Stalin, su lejano maestro.

Pues nada, ante todo esto, y dado que se acerca la Semana Santa, salgamos todos en procesión con la vela encendida pidiendo paz. Eso sí, los caramelos de los nazarenos que los ponga la izquierda-izquierda, que Putin ya pone los tanques.