Mazón

Tercer milenio ·

Pensaba que el 'ventorrista' era el ser más cínico y embustero que había dado la historia en el mundo mundial

Comienzo a creer que el señor Mazón (sí, el de Alicante, el del Ventorro, restaurante al que pienso ir en cuanto viaje a Valencia, se ... debe comer muy bien allí), digo que empiezo a creer que el señor Mazón («¡no molesten, que estoy comiendo, qué pesados!»), repito, comienzo a pensar, sinceramente, que el señor Mazón («no llamen más, no sean tozudos, que estoy en los postres con esta señorita tan maja»), repito: me creo, o comienzo a creerme, que este señor Mazón, que este caballero, es, sencillamente, bobo. Sí, bobo, así, sin más, sin matices, simplemente bobo, pero no con una desgraciada minusvalía, sino bobo del tipo botarate, de los que no entienden nada.

Publicidad

¿Por qué digo esto, por qué he cambiado mi opinión sobre el más célebre de los clientes del Ventorro? Yo, hasta ahora, como mucha gente, pensaba que el 'ventorrista' (también presidente de la Generalitat valenciana, todavía), yo, como todo el mundo, incluido el PP, pensaba que el señor ventorrillero, Mazón creo que le llaman, era el ser más cínico y embustero que había dado la historia en el mundo mundial. Eso pensaba yo, como el resto de la humanidad, que era un cínico de exposición, un caradura de ventorrillo, un señor al que no se le pone la cara colorá ni harto vino en el Ventorro.

En fin, yo creía eso. Pero viendo la cara de tonto que se le pone defendiendo su inocencia y su 'esfuerzo' sin límites en pro de Valencia (para traer nuevas glorias a España), pienso que no es posible que haya ser humano (o inhumano, como él) capaz de tanto cinismo. ¿Lo de la dana?, total, por unas lluvias de nada, ¿pues no había sequía en Valencia? ¿No hacía falta agua en los pantanos? Pues entonces, agua va. No querría usted, señor del pueblo valenciano, que dejara tan agradable comida por un chaparrón de nada. El otoño tiene eso, que llueve un poco.

En fin, que no es posible que exista tal cinismo en la faz de la tierra. Solo es posible pensar que el cliente del Ventorro (todavía, increíblemente, presidente de Valencia) es tonto y que de verdad se cree lo que dice, es un santo inocente, inocentón más bien. Y si se cree lo que dice es que es tontuelo, tontorrón, botarate, etcétera. O puede ser también que sea ambas cosas: un cínico de ventorrillo y un tonto de Alicante. Con perdón de los alicantinos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad