Un abrazo por Valencia

El emotivo gesto entre los senadores Gerardo Camps (PP) y Juan Antonio Sagredo (PSOE) muestra que, sin menoscabo de la discrepancia, la unión puede anteponerse a la confrontación cuando lo prioritario es la reconstrucción, en su caso, y la prevención de futuros desastres por inundaciones, en el nuestro

Domingo, 17 de noviembre 2024, 07:37

Cuando la conversación pública se encauza a través de algunas redes sociales, especialmente X, la plataforma llamada Twitter hasta que fue comprado por el controvertido millonario Elon Musk, es muy posible que la indignación y la visceralidad consoliden las identidades políticas partidistas, multiplicando la polarización que bloquea los grandes acuerdos consensuados. Lo facilita el anonimato y sobre todo los algoritmos de unas redes que impulsan la viralidad de los bulos. Ese bochornoso fenómeno lo hemos sufrido en mitad de la tragedia de la DANA, sin que atisben soluciones contra esa polarización que se multiplica con la gasolina de las noticias falsas.

Publicidad

Me gusta la perspectiva que ofrece un filósofo de la Universidad de Nueva York llamado Kwame Anthony Appiah, autor del libro 'Las mentiras que nos unen'. En su opinión, la mejor receta contra la polarización es practicar el falibilismo, el hábito de reconocer que uno está sujeto a la misma tendencia al error que se observa en los demás. En otras palabras, que si queremos no infectarnos con esa contagiosa polarización es recomendable permanecer siempre abiertos a la posibilidad de que podamos estar equivocados. «Este falibilismo es un aliado, no un enemigo, de la idea de la verdad. Es simplemente el reconocimiento de que la precisión puede ser esquiva. Exhorta a la modestia y al cuidado a la hora de hacer afirmaciones sobre la verdad», afirma este pensador.

Ojalá que su consejo fuera escuchado y asumido. Lamentablemente vemos que en la crisis de la DANA prevalece un intento desesperado de los partidos por hilvanar un relato de los hechos que descargue en el adversario toda la responsabilidad de la falta de reflejos, competencia y coordinación en esta crisis. Como principal responsable, el presidente Mazón, recordábamos ayer, no puede justificarse en fallos ajenos, aunque existiesen, para hacerse perdonar su torpe gestión. Ni tampoco puede el PSOE valenciano, en paralelo a una legítima oposición que debe ser exigente, minimizar que en los últimos años, con Ribera al frente del Ministerio, quedasen orilladas inversiones y proyectos existentes en la Administración central para paliar los efectos de las riadas en Valencia.

El emotivo abrazo de hace solo unos días en la Cámara Alta entre los senadores Gerardo Camps (PP) y Juan Antonio Sagredo (PSOE), que también es alcalde de Paterna, fue solo un gesto en mitad de esta pandemia de polarización, pero atesora un valor nada despreciable en la medida que muestra al resto de políticos valencianos que, sin menoscabo de la discrepancia, la unión puede anteponerse a la confrontación, especialmente ahora que lo prioritario es la reconstrucción de las vidas y las propiedades de los afectados. Y eso solo puede lograrse desde posiciones políticas no maximalistas que impliquen el reconocimiento de que uno puede estar equivocado en ciertos asuntos.

El Gobierno murciano liderado por López Miras, la Delegación del Gobierno con Francisco Jiménez al frente, la Aemet, la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), la UME... mostraron en 2019 que el modelo autonómico no es ningún obstáculo en caso de desastre natural si todos los actores implicados se toman en serio las advertencias de los científicos y trabajan coordinadamente. No se puede decir lo mismo de lo que vino después. Buena parte de las recomendaciones emanadas desde la Asamblea Regional no se han cumplido. Siguen pendientes por parte del Ministerio de Transición Ecológica la construcción de importantes obras hidráulicas que debe acometer la CHS, desde el colector norte de Murcia a la presa de la rambla de Nogalte. La lista de obras pendientes, en su mayoría recogidas en el propio Plan de Gestión de Riesgo de Inundaciones (PGRI) de la CHS, es ciertamente larga. Desde 2019, por su parte, la Comunidad ha invertido 30 millones en obras pluviales, sobre todo tanques de tormenta en la zona del Mar Menor, pero también es verdad que no ha movido un papel del, anunciado en 2020, plan de ordenación territorial para prevenir el riesgo de inundación. Y varios exconsejeros de Fomento han tenido una actitud poco edificante con la actualización de los mapas de zonas inundables realizados por la CHS, ahora avalados por el Tribunal Supremo. Gobierno regional y el Ministerio encadenan avances e incumplimientos. Lo ocurrido en Valencia y Letur debería abocar indefectiblemente a ambas administraciones a trabajar conjuntamente en previsión de nuevas DANA. Nos hemos librado esta vez. Si hubiera caído en la Región la misma cantidad de agua y de forma tan torrencial como en Valencia, las consecuencias podrían haber sido graves en nuestro territorio. El incremento de la frecuencia e intensidad de las 'gotas frías' viene siendo advertido por la comunidad científica desde hace años. Luego urge ponerse a trabajar de la mano. Ya no hay excusa.

Publicidad

A esto no ayudan algunos políticos, como tampoco algunos activistas de parte que se hacen pasar por periodistas. Hemos visto comportamientos deleznables en Valencia de supuestos informadores. Ellos ayudan a construir esos relatos que polarizan, siempre a favor de posicionamientos políticos predeterminados. Tantas personas se han visto expuestas a la desinformación en la crisis de Valencia (el caso del aparcamiento de Bonaire ha sido paradigmático, fundamentalmente en redes sociales, aunque no solo ahí) que quizá contribuya a generar anticuerpos en muchos ciudadanos, logrando que muchos puedan reconocer, y protegerse, de las noticias falsas. Falta nos va a hacer de cara al futuro.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis

Publicidad