Sin vergüenza
Entre unos y otros nos han situado en el ojo del huracán y esta tormenta perfecta se puede llevar por delante todo lo que tanto nos ha costado alcanzar
Adán y Eva fueron los primeros humanos en experimentar vergüenza. Cuenta la Biblia que, después de cometer el pecado original, reconocieron su propia desnudez y ... se escondieron de Dios. El rey David, tras acostarse con Betsabé después de mandar a su marido a morir en batalla, también tuvo vergüenza; Pedro, luego de negar a Cristo por tres veces, se avergonzó y lloró amargamente. La historia está llena de individuos que se avergonzaron de sus acciones y, en muchos casos, pidieron perdón al Creador y a los hombres. Dijo Jesús: «Quien esté libre de pecado que tire la primera piedra», y, a buen seguro, en la mayoría de los casos, el lanzador sentirá vergüenza al comprobar lo injusto del lapidamiento. Hombres y mujeres cuyas acciones u omisiones han producido daño han sentido vergüenza y han pedido perdón, pero otras veces han ido a la tumba sin reconocer su maldad, allá ellos.
La España democrática está atravesando un momento de gran peligro. Hay carencia de valores, enfrentamientos cainitas, abusos de poder e intento de quiebra de los principios fundamentales que sustentan un Estado democrático de derecho: igualdad de todos ante la ley, separación de poderes, respeto a las minorías, independencia judicial y otros más recogidos en esa Constitución que nos dimos por abrumadora mayoría y que ha sido la garantía de nuestro progreso en paz. Por un lado, tenemos a un don Sánchez tan obsesionado por seguir durmiendo en Moncloa como el rey David de compartir tálamo con Betsabé, y de otro, unos independentistas de ultraderecha y ultraizquierda que exigen bula total para que los delitos de cualquier índole que hayan cometido, o puedan cometer, no sean perseguidos y castigados. Entre unos y otros nos han situado en el ojo del huracán y esta tormenta perfecta se puede llevar por delante todo lo que tanto nos ha costado alcanzar. ¿Podemos confiar en que por una u otra parte habrá un algo de sentido común y aborten esta ciclogénesis explosiva? Niego la mayor, Sánchez es malo pero no tonto, sabe que de recular y someterse al veredicto de las urnas está más perdido que Carracuca, y los supremacistas de la ultraizquierda y ultraderecha, catalanes y vascos, son conscientes de que no encontrarán jamás una vaca, como esta del 'sanchismo', a la que ordeñar hasta secar la ubre y que, a cambio de sus votos, les va a seguir dando, como hasta ahora, el oro y el moro, lo del moro mejor soslayarlo que hay mucho intolerante presto a desenfundar por aquello del odio.
Si no ponemos remedio, esta tormenta perfecta puede acabar con todo y con todos, incluso con esos votantes catalanes y vascos que, engañados, creen que separándose de España los perros van a ser atados con longaniza cuando este rico embutido solo adornaría la mesa de los nuevos dictadorzuelos.
¿No le da vergüenza al Mendaz anunciar un pacto de gobierno con quien no quería 'ajuntarse', esa lacra del comunismo que donde manda no crece la hierba?, ¿no le da vergüenza humillarse y humillarnos blanqueando a los hijos de ETA, olvidando a tantas inocentes víctimas, incluso buenos socialistas, atroces crímenes por los que los blanqueados no han pedido perdón?, ¿no se avergüenza de arrodillarse ante un condenado, prófugo de la Justicia, representante de la más casposa ultraderecha catalana al que da tratamiento de presidente, y traga que su mano derecha se fotografíe con el reo debajo de la foto que recuerda al golpe de Estado?¿No les da vergüenza a todos esos ministros que hasta anteayer descalificaban la amnistía como inconstitucional y de imposible encaje y ahora pierden el culo por agradar a su jefe?, ¿no les da vergüenza a jueces de reconocido prestigio arrastrar la toga por el barro en agradecimiento a los ascensos propiciados por su mentor? No, a ninguno, porque la perdieron hace tiempo.
Tanta humillación, tanto servilismo no es, como nos quiere hacer tragar, por el bien de España sino para poder seguir algún tiempo más en La Moncloa. Sánchez, sus palmeros y colaboradores son maestros en construir falsos relatos trufados de mentiras para, apoyados por medios y tertulianos indecentemente subvencionados, comer el tarro a varios millones de españoles y poder seguir detentando ese omnímodo y dictatorial poder. Pero se les va a acabar porque lo que no puede ser no puede ser y además es imposible. Lo que hace falta es que acabe pronto, es lo que muchos deseamos.
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