Adaptarse y sobrevivir (II)

Muchos no lo quieren ver, pero el SARS-CoV-2 ha venido para revisar los estándares de calidad del aire interior en escuelas, bares, empresas, hospitales...

Martes, 20 de julio 2021, 01:54

Casi un año de aquel 'Adaptarse y sobrevivir'. El tiempo vuela y sigue tan vigente esa llamada. Tras 15 meses de pandemia, me sorprende la ... agitación por la ola de Covid del verano, la que yo llamo de San Fermín, que está asociada a la gran movilidad de la población. Es la más previsible de todas. Y con rapidez, en todas las CC. AA., mientras se apela a la responsabilidad, ese modelo de gestión paternalista, centrado en la desconfianza del ciudadano, comienza a ver 'culpables': los jóvenes. Es el modelo de 'la Noria': subimos y bajamos, siempre volvemos al mismo punto. Pretendemos ser iguales que antes, pero con un poquito de miedo.

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El SARS-CoV-2 tiene una fuerte relación con la interacción clima-comportamiento humano. Nuestra capacidad de cribado aumenta, las vacunas funcionan y nunca habíamos tenido una generación de jóvenes tan responsable como la actual.

El aumento de la incidencia acumulada ya no es lo mejor para tomar decisiones. El mensaje oculto de la noticia de estos días es que la mayoría de los ingresos graves en los hospitales son personas mayores de 40 años no vacunadas. Nuevos indicadores son necesarios para ayudar a la sociedad en su capacidad de adaptación. Retrasarlo contribuirá a medidas irracionales. Las vacunas funcionan y lo estamos viendo en nuestros hospitales.

Mejor que no se contagien nuestros jóvenes, pero si esta ola de verano es grande entre los menores de 30 años, la ola de Covid del general invierno será muy pequeña o inexistente. Además, en invierno muchos de nuestros mayores llegarán con ocho meses de vacunación. Muchos interrogantes y todas las comorbilidades propias del invierno aumentarán su vulnerabilidad. Realizar cambios, reducir la vulnerabilidad en un análisis más global, ayudaría a la recuperación económica y social evitando alarmismos y sensacionalismos innecesarios. Generar modelos de economía segura y abiertos a la innovación sigue siendo el desafío. Bajarnos de 'la Noria' para subirnos al 'modelo Espiral' de una sociedad participativa donde partimos de una realidad (la Covid), y en cada vuelta que damos tenemos un proceso de aprendizaje colectivo para no volver al mismo punto de antes.

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Muchos no lo quieren ver, pero el SARS-CoV-2 ha venido para revisar los estándares de calidad del aire interior en nuestros edificios, nuestras escuelas, bares, empresas, hospitales... En lugar de cerrar, yo pondría el foco en crear modelos y estructuras empresariales más resilientes y en abierto. Esto permitirá crear modelos y ejemplos de buenas prácticas, referentes entre las empresas para aprender y mejorar.

A los políticos los veo preocupados, algo perdidos, y también secuestrados por una expertocracia que no ha hecho la más mínima autocrítica. La prestigiosa revista científica 'British Medical Journal', hace unas semanas, estudiaba a los 30 países más ricos del planeta, y nos colocaba entre los cinco países con la mayor tasa de muertes, detrás de Lituania, Polonia, Hungria y Eslovenia. Si estandarizamos por renta per cápita, seríamos los primeros. En nuestra región se tomaron decisiones clave al inicio de la pandemia. Después, la geografía, el clima y su relación con el comportamiento humano hicieron mucho. Tengo que recordar que los peores momentos de la pandemia los pasamos sin cúpula sanitaria efectiva o en transición.

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En las medidas para los jóvenes, el programa Aire Limpio de la Consejería de Educación ha sido de lo más innovador y fresco de toda España, y ha contribuido a generar cultura en abierto y hacia la naturaleza en las comunidades educativas. Ha sido un ejemplo de adaptación y ha contribuido a frenar la propagación de la pandemia en los centros educativos. Muchos escolares de la Región recordarán la pandemia por la reconexión con la naturaleza.

Los mismos que hace 7-8 meses pusieron palos en las ruedas para poner los test de autodiagnóstico en casa, ahora lo venden como un gran salto de innovación. Quizás sea la señal de que algo va a cambiar.

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Aquel adaptarse y sobrevivir de 2020, como en el libro 'Llamando a la Tierra', anhelaba el liderazgo, eficacia, determinación y cultura en la participación de las personas como los pilares para generar el modelo post-Covid. Mucho de lo que ha faltado hasta ahora. Continuará.

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