Paisajes mediterráneos a escala
Timoteo Azorín y Erasmo García Fernández son dos viejos amigos que comparten su pasión por la naturaleza y más en concreto por la flora que puebla las tierras mediterráneas en las que siempre han vivido. Precisamente de esta pasión surge una afición que se ha entrelazado con el trabajo de Timoteo, un profesional del paisajismo que ahora ha abierto su campo de acción a la creación de maquetas a escala 1:7 en las que reproduce paisajes rurales y tradicionales del Mediterráneo.
PEPA GARCÍA pegarcia@laverdad.es
Viernes, 17 de junio 2016, 09:58
Timoteo Azorín expone hasta el viernes en el Real Casino de Murcia tres rincones tradicionales de la Región poblados de especies de flora autóctona en miniatura
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Timoteo Azorín y Erasmo García Fernández son dos viejos amigos que comparten su pasión por la naturaleza y más en concreto por la flora que puebla las tierras mediterráneas en las que siempre han vivido. Precisamente de esta pasión surge una afición que se ha entrelazado con el trabajo de Timoteo, un profesional del paisajismo que ahora ha abierto su campo de acción a la creación de maquetas a escala 1:7 en las que reproduce paisajes rurales y tradicionales del Mediterráneo. «Desde niño he visto y disfrutado de elementos tradicionales que hoy están a punto de desaparecer o han desaparecido: aljibes de bóveda, pozos artesianos, balsas, puentes, rampas, molinos marfagones y otras construcciones tradicionales, casas viejas en las que criaba el mochuelo y la abubilla..., que ya es muy difícil encontrar. Se está perdiendo todo», cuenta nostálgico Timoteo Azorín, que, como Erasmo García, lleva 30 años metido en el mundo de las plantas en miniatura.
Higueras, algarrobos, granados, tarays, acebuches, manzanos, perales, parras y almendros diminutos pueblan sus recreaciones de paisajes rurales mediterráneos a escala, pero también arbustos como lentiscos, aladiernos, aliagas; y variedades hortícolas como las tomateras y los pimientos; o aromáticas como el romero y el tomillo. Timoteo también ha reducido el tamaño de variedades de sedum y de las chumberas, y «ahora estoy consiguiendo sacar el espárrago triguero nuestro. Ya se pueden cosechar y todo unos espárragos de centímetro o centímetro y medio», cuenta ilusionado. Para Timoteo Azorín esta es una manera de conservar el patrimonio arquitectónico, etnográfico y natural de nuestra Murcia y de poder mostrárselo a los jóvenes y a los niños», concluye. Y, a partir de hoy y hasta el viernes, se puede ver una muestra de estos paisajes a escala en el Casino de Murcia.
Diminutos centenarios
De la misma opinión es Erasmo García Fernández, un cartagenero que atesora una colección de más de 200 bonsáis, pequeños y vetustos árboles que le cautivaron hace 30 años y que no ha dejado de cultivar y mimar. Ahora expondrá al público su 'Yamadori' olivo, un acebuche ('Olea europaea sylvestris') que germinó hace entre un siglo y un siglo y medio y que él cuida desde hace dos décadas. Es el último de sus tesoros arbóreos que ha merecido un premio, el de Mejor Bonsái Europeo, cuenta orgulloso. Para Erasmo García el cultivo de bonsáis es una disciplina que es nexo de unión de muchas culturas y, sobre todo, «una forma de conservar especies amenazadas, aunque mi especialidad es el olivo. Además, las personas que llegan al bonsái aprecian la naturaleza y la importancia de conservarla, además de que profundizan en el conocimiento de las especies autóctonas, porque nos identificamos mejor con especies que conocemos desde pequeños y que transmiten nuestro clima y nuestro entorno», afirma Erasmo García, que también tiene árboles de especies japonesas, «pero la mayoría son mediterráneas: algarrobos, alcornoques, granados, robles,...», enumera.
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