¿Dónde están las mariposas?

Lo que corrobora esta evolución son estudios de seguimiento como el que ha recogido durante 18 años (entre 1999 y 2017) datos de 16 países europeos, dentro del proyecto denominado 'Butterfly monitoring' (Control de Mariposas), y que evidencia cómo «las mariposas típicas de hábitats abiertos de pradera han descendido aproximadamente un 40%».

El problema no pasa desapercibido en España, «uno de los países más ricos en biodiversidad en general», como lo califica Monasterio, y que es el segundo de Europa con más especies de lepidópteros. Solo en Italia se encuentran más. En total, en nuestro país hay registradas 258 esecies diurnas y en torno a 5.130 nocturnas. «Cada una de ellas tiene un importante papel en el ecosistema», apuntan desde Zerynthia. Incluso muchas nocturnas actúan como polinizadores y todas «tienen importancia como alimento de gran número de vertebrados e invertebrados».

La «enorme cantidad de hábitats» que encontramos en España, continúa el presidente de Zerinthya, tiene un reflejo notable en la Región de Murcia, en la que «convergen varias zonas de gran interés». En las áreas montañosas del Noroeste, por ejemplo, se encuentran especies muy admiradas, entre las que destaca la mariposa isabelina ('Actias isabelae'), una de las más vistosas del continente. En los entornos desérticos de la Región, que, como apunta el biólogo Jorge Sánchez constituyen áreas con especies que solo aparecen en Almería y Murcia, pululan algunas como el laberinto africano ('Tarucus theophrastus'), cuyas orugas se alimentan de las hojas del azufaifo ('Ziziphus lotus'). Aquí también destaca la mariposa alcaparrera ('Colotis evagore'), que acude desde África cada año. Monasterio apunta otras dos «especies de gran belleza» que habitan la Región de Murcia: la mariposa cuatro colas ('Charaxes jasius') y la mariposa tigre ('Danaus chrysippus'). Además, apunta que «de las mariposas diurnas, probablemente la más exclusiva sea la 'Pseudochazara mercurius' o cuatro ocelos bética, un endemismo exclusivo de las zonas más elevadas de Granada, Almería y Murcia».

¿Qué les está ocurriendo? Como invertebrados que son, a las mariposas «les afectan numerosos factores, todos ellos aparentemente provocados por la actividad humana», explica el presidente de Zerynthia. «Por supuesto, el cambio climático está acelerando» el proceso, se lamenta. Pero más específicamente están repercutiendo «los cambios en nuestra forma de vivir», que han producido «un abandono del campo y de actividades del sector primario que son muy beneficiosas para la biodiversidad, como la ganadería extensiva».

Al mismo tiempo, «algo que está teniendo un papel de gran relevancia es la forma en que llevamos a cabo la agricultura desde hace unas décadas», afirma, en referencia a la intensificación de esta práctica, a la que ahora se dedican enormes extensiones en las que se van «eliminando hábitats marginales que son de gran importancia». Sobre todo resulta perjudicial el uso de agroquímicos, como fitosanitarios (sustancias que actúan contra insectos para prevenir plagas), antifúngicos (contra hongos) y herbicidas (contra hierbas). Un estudio científico publicado el pasado diciembre en 'Nature', con el título 'Exposición directa a pesticidas de insectos en áreas de conservación de la naturaleza en Alemania', ha encontrado en el cuerpo de los insectos polinizadores una media de 16 productos químicos empleados en la agricultura.

En el caso concreto de la Región, los estudios sobre la evolución de las mariposas no son en general tan detallados. El doctor Juan José Guerrero, que forma parte de un grupo de la Universidad de Murcia (UMU) que lleva décadas estudiando lepidópteros, apunta que algunos trabajos en Sierra Espuña no han vuelto a recoger determinadas especies anteriormente presentes en la zona, aunque otras nocturnas que previamente no figuraban sí lo han hecho ahora, debido en realidad a que los muestreos son ahora más detallados. «Más preocupante es la situación de las especies diurnas, de menor número y más fáciles de controlar y censar, donde destaca la ausencia de nuevos registros de las especies más emblemáticas de las cumbres de Espuña».

Guerrero tiene la sensación de que la suerte de la mariposa va por enclaves. Mientras que en unos no se está notando demasiado la disminución de especies y densidad de ejemplares, en otros sí que se observa cierto declive». En todo caso, aclara, para el caso de la Región de Murcia «se necesitan estudios concretos y estandarizados previos o dentro de unos años repetir los que se acaban de realizar».

Confirmar la pérdida de estas especies no es un asunto menor: «La vida en el planeta depende en gran medida de los invertebrados, entre los que los insectos son los más abundantes», advierte el presidente de la asociación volcada en el estudio, la conservación y la divulgación de las mariposas españolas.

El descenso en las mariposas va acompañado en los últimos años por «un creciente interés por ellas», explica Monasterio, que extiende esa mayor vigilancia a las administraciones públicas, «aunque poco a poco». En todo caso, dada la situación actual, «los gobiernos regionales deben prestar atención al estado de conservación de estas especies y proteger legalmente a las que lo requieran, además de articular legislaciones que eviten las prácticas más afectadas para ellas», como la prohibición de fitosanitarias en varios kilómetros del contorno de los espacios naturales protegidos.

Sobre este punto Jorge Sánchez, de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) apunta que en nuestra Región «hay un cierto déficit en la protección de las mariposas», entre las que ni tan siquiera la escasa 'Graelsia isabellae', como se conoce ahora a la 'Actias Isabellae', se ha incluido en ningún plan de conservación, afirma el biólogo.

«Tenemos tendencia a proteger vertebrados de gran tamaño», apunta Sánchez, «pero luego la biodiversidad que tenemos más cerca siempre pasa desapercibida y es la que sustenta los procesos ecológicos de los que depende nuestra misma existencia como seres humanos, y las mariposas forman parte de esa biodiversidad».

Para Yeray Monasterio «es necesario revisar el modelo de agricultura que tenemos y reducir al máximo la aplicación de productos sintéticos. En el Mar Menor se ve muy bien, pero con los insectos no es tan obvio para la mayoría de la gente».