Las desconocidas y solitarias abejas silvestres
Aún no hay datos de la recesión que afecta a estos insectos,el 40% de los polinizadores, cuyo conjunto se estima que aporta un valor económico de 250 millones al año en la Región
GINÉS S.FORTE
Martes, 9 de marzo 2021, 20:52
Antes de domesticar a las abejas ('Anthophila') el ser humano ya aprovechaba el trabajo de estos afanosos insectos en beneficio propio. El primer registro del ... mundo que demuestra que hace al menos 8.000 años se recolectaba la miel que producían colonias silvestres se encuentra a apenas medio centenar de kilómetros del municipio de Yecla, en Bicorp, Valencia. En una pared de la llamada Cueva de la Araña, junto al río Escalona, está plasmada una figura femenina suspendida de unas lianas recogiendo en un recipiente el fruto de un panal mientras un grupo de estos insectos revolotea a su alrededor. Ochenta siglos después, los descendientes de esos magníficos himenópteros se encuentran en peligro en nuestra geografía por las prácticas de los herederos de aquella mujer que ya aprovechaba su trabajo hace tanto tiempo. No hablamos tanto de la especie productora de miel que ahora cultivamos en colmenas ('Apis mellifera'), sino de aquellas otras que siguen siendo silvestres, y que junto a las primeras, atesoran «una extraordinaria importancia económica y ecológica», como apunta el entomólogo Chema Catarineu.
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«Mucha gente piensa que las abejas domésticas están desapareciendo, pero esto no es cierto en España, ni tampoco en la Región de Murcia, donde sabemos que hay muchos miles de colmenas más que hace diez años», detalla este biólogo, actual presidente de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE). Las estadísticas oficiales confirman que entre 2008 y 2018 el número de colmenas en la Región se ha incrementado un 40%, hasta sumar 112.000. En contraste, añade, «aunque no tenemos muchos estudios acerca de la evolución de las poblaciones de abejas silvestres en nuestra Región, todo parece indicar que muchas especies están en retroceso y otras, quizá, en peligro de extinción local».
«La Península Ibérica es probablemente la zona de mayor diversidad de abejas del mundo», afirma el entomólogo Catarineu
El responsable del equipo de Control Biológico y Servicios Ecosistémicos del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (Imida), Juan Antonio Sánchez, achaca este declive principalmente al desarrollo humano. Son, resume, «sobre todo factores antrópicos» los que están perjudicando a los polinizadores murcianos en general, entre los que las abejas silvestres suponen el 40% del total, de acuerdo con las prospecciones que su equipo ha realizado. «El principal [factor humano que perjudica a estos insectos] es la destrucción del hábitat con los cambios de uso del suelo. Otras amenazas son el uso de pesticidas y el cambio climático», concreta el experto. La entomóloga María Pérez Marcos, también del Imida, cita «la intensificación de la agricultura» como «uno de los factores que está teniendo gran importancia en el declive de los polinizadores». La eliminación de plantas de las que las abejas silvestres extraen sus recursos para ocupar el suelo con cultivos resulta demoledora para estos insectos; como el uso de pesticidas, que alteran su fisiología (reducen el tiempo que necesitan para llegar a la edad adulta, por ejemplo), afectan a su orientación, reducen su capacidad olfativa y les distorsionan los procesos de aprendizaje, por lo que acaban teniendo problemas para reconocer flores y colmenas, detalla la experta.
Mientras el número de colmenas domésticas está aumentando, las especies silvestres están desapareciendo
A estos males se suman los que desde mediados de los años 1980 está infligiendo la varroa ('Varroa destructor'), un ácaro que usurpa las celdillas de las colmenas para sus crías, lo que ha conducido «a que los enjambres silvestres de la abeja doméstica prácticamente han desaparecido», explica Sánchez.
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400 especies en la Región
En total, «En España hay constancia de la existencia de 1.097 especies de abejas silvestres [en Europa son 1.942], de las cuales posiblemente más de 400 estén presentes en la Región de Murcia», estima Catarineu. No obstante, «según los expertos la Península Ibérica es, probablemente, la zona de mayor diversidad de abejas a nivel mundial», precisa Sánchez. En este contexto, «el Sureste de España, y la región mediterránea en general, es un punto caliente de la diversidad de abejas». Los hábitos de tal multiplicidad de especies «son muy variados» también: «Muchas de las abejas silvestres son solitarias, aunque la mayoría viven en colonias. Otras, como los abejorros ['Bombus'], son sociales como la abeja doméstica pero sus colonias no llegan a ser tan abundantes como las de estas».
La intensificación de la agricultura es uno de los factores que más está influyendo en la desaparición de polinizadores
Los investigadores no tienen dudas de que las abejas silvestres están en recesión, aunque aún no han podido estimar bien en qué grado. «Su estado actual es crítico por la multitud de factores que las amenazan», acierta a explicar el coordinador del equipo de Control Biológico y Servicios Ecosistémicos del Imida, pero aún resulta complicado ponerle números a este diagnóstico. «El conocimiento acerca de la especie doméstica contrasta con el gran desconocimiento que tenemos acerca de nuestras abejas silvestres, que son un grupo de himenópteros muy diverso», abunda Catarineu. En este contexto, continúa, «sería muy conveniente investigar cómo afectan todos estos factores [señalados que les perjudican] a sus poblaciones y hacernos una idea clara acerca de qué está ocurriendo actualmente con estos insectos». El experto recuerda que, según estimaciones de Greenpeace, «las abejas, junto a otros polinizadores, como sírfidos, mariposas, algunos escarabajos... aportan un valor económico de unos 250 millones de euros al año en la Región de Murcia».
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Entre tanto se desarrolla alguna investigación que ya se ha puesto en marcha para conocer mejor la presencia de estos himenópteros en el Sureste español, y de la que sus responsables prefieren no dar detalles de momento, urge actuar. «La situación [de pérdida de abejas silvestres] es muy difícil de revertir», advierte Sánchez. En todo caso, el investigador del Imida cree que todavía «se pueden adoptar medidas para reducir el impacto de los factores negativos» que las están esquilmando. Como ejemplo, apunta a «la conservación de la vegetación natural y la disposición de setos de vegetación», con vistas a «aumentar la biodiversidad en zonas agrícolas». También recomienda «incrementar la diversidad de los cultivos mediante la conservación de cubiertas vegetales en frutales, o dejar progresar la vegetación natural en los periodos entre cultivos en plantaciones hortícolas». Además señala que «la reducción del laboreo de la tierra puede incrementar la disponibilidad de recursos florales para las abejas en los campos», y también «la conservación de la vegetación de cunetas de carreteras, bordes de caminos, sistemas fluviales, etc», de modo que actúen «como corredores entre ambientes para favorecer la dispersión de las especies». A todo ello suma la necesidad de «reducción del empleo de pesticidas en agricultura mediante el desarrollo de programas de control biológico de plagas, el empleo de productos con baja toxicidad con abejas y evitar realizar tratamientos químicos en los periodos de floración de frutales». Incluso, «la colocación de estructuras para la nidificación puede favorecer a algunas especies», apunta.
Pese a las iniciativas de conservación, dice Sánchez, del Imida, «las principales amenazas persisten y se incrementan»
De momento, como primer paso para tratar de restituir el declive de estos polinizadores, Juan Antonio Sánchez destaca la existencia de distintos proyectos de estudio y conservación, tanto a nivel regional como nacional. «Pero los principales amenazas persisten y se incrementan», lamenta: «Cada vez ocupamos más suelo mediante la expansión de las zonas urbanas, los terrenos de cultivo, implantación de campos solares, granjas, etc». Mientras, «el impacto de la agricultura sigue acentuándose con las transformación de zonas de agricultura extensiva en intensiva, lo que lleva asociado un incremento en el uso de agroquímicos», explica. Si la situación no cambia, a decir de los expertos, dentro de otros 80 siglos se añorará aquel momento en el que aún fue posible salvar a estas compañeras de viaje del que tanto depende nuestra forma de vida.
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Proyectos para salvar polinizadores
El futuro de las abejas silvestres pasa por «ir hacia una agricultura sostenible y adoptar prácticas apropiadas de gestión del paisaje para restaurar o preservar la biodiversidad en las áreas agrícolas», detalla la entomóloga María Pérez Marcos. La carencia de estudios concluyentes en torno a estos insectos impide concretar si las especies silvestres son mejor o peor polinizadoras que las domésticas. Lo que sí se ha podido determinar, apunta la experta, es que actuaciones como la adición de márgenes florales a los campos de cultivo «son beneficiosos para la fauna auxiliar», lo que incluye tanto a polinizadores como a insectos que permiten el control biológico. El equipo de Control Biológico y Servicios Ecosistémicos del Imida lleva trabajando con estas especies desde que en 2010 se incorporó al proyecto internacional 'Operación polinizador'. Desde entonces ha emprendido o se ha sumado a diversas iniciativas de estudio y conservación, como 'Paisaje y agricultura sostenible', en torno a la creación de setos para mejorar la agricultura y la biodiversidad en la Región de Murcia; el proyecto de 'Mejora del servicio ecosistémico de polinización por insectos en peral y limonero', y el de 'Corredores agrícolas para la adaptación al cambio climático de poblaciones de polinizadores', para conectar hábitats empleados por estas especies en zonas agrícolas, e incluso el establecimiento de una red de jardines para polinizadores en distintas áreas urbanas.
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