La otra vertiente del cultivo ecológico

Una plaga se desarrolla cuando desaparece su depredador natural. Ejemplo, los pulgones son el alimento de las mariquitas. Cuando se hacen tratamientos con insecticidas químicos de amplio espectro, se matan todos los insectos de la parcela, incluida la fauna auxiliar que se alimenta de otros más pequeños, es decir, los que nos ayudarían a combatir dicha plaga, quedando el agricultor solo ante el peligro. También desaparecen pájaros que se alimentan de insectos, pequeños reptiles, aves, conejos, zorros, entre otros. Se genera un desequilibrio en el ecosistema. Ejemplo: en olivares donde se aplican herbicidas de forma generalizada y tratamientos químicos, los pájaros han desaparecido.

Una práctica bastante extendida en el cultivo ecológico es la implantación de setos (plantas de diversas especies como lentisco, carrasca, madroño, retama y plantas aromáticas; tomillo, romero,...), sobre todo de hoja perenne, con el fin de mantener vegetación permanente que sirva de refugio de la fauna auxiliar (insectos útiles). Se suele plantar en el perímetro de la parcela en márgenes, ribazos, taludes, pedregales, etc. Otra práctica habitual es el control de plagas con trampas de captura masiva. Se suele poner un atrayente cebo, así baja la población de insectos como la mosca del olivo, por ejemplo.

Otra técnica es la siembra de cubierta vegetal con leguminosas, con la que se abona de forma natural, normalmente veza (leguminosa, parecida a las lentejas) y con avena. También se cumple con ella la función de atraer a los pulgones en primavera, que la prefieren por ser más tierna que los tallos de almendros o frutales. Luego se siega al final de la primavera.

También se suelen triturar las ramas de poda, que mezcladas con estiércol ayudan a mejorar la estructura del suelo y facilitan la retención de agua.

El abonado con estiércol de ganadería extensiva (ovejas, cabras,...) fortalece las plantas, árboles, etc. y mantiene la fertilidad del suelo facilitando la absorción de nutrientes. Un árbol sano puede defenderse mucho mejor de las posibles plagas.

Para problemas de hongos derivados de humedades utilizamos azufre para oídio, cobre para mildiu, repilo,... Aplicamos como insecticida natural 'Bacillus thuringiensis', que es fotodegradable, es decir, se degrada con el sol, nos permite controlar la plaga, no deja residuos, no contamina acuíferos, respeta abejas, pájaros, mamíferos,... Cuando hacemos cultivo ecológico la hierba se siega o se labra, pero nunca se aplican herbicidas, es decir, no destruimos la fertilidad del suelo.

Al final, todo contribuye a mantener el equilibrio del ecosistema de la parcela, algunas plagas a los pocos años acaban convirtiéndose en residuales o incluso desapareciendo porque hemos permitido que vuelvan sus depredadores naturales. Hay otro aspecto a resaltar que son las mejoras de carácter organoléptico, es decir, la mejora sustancial de los sabores.

Un tomate eco tiene un sabor extraordinario y lo mismo ocurre con un melocotón.

Un suelo fértil retiene mucho más la humedad y necesita mucha menos agua. Sabemos que con un 25% menos de agua conseguimos mejores producciones. Aquí el agua es muy escasa, pero ahorrar bastante agua es posible. Los agricultores y técnicos que llevamos varios años haciendo cultivo ecológico tenemos la firme convicción de que la mayor parte de los desequilibrios que sufre el Mar Menor tienen solución: enseñando a los agricultores cercanos a hacer cultivo ecológico, así como asesorándolos e incentivándolos.

Los agricultores ecológicos producimos para alimentar a una sociedad cada vez más concienciada con el medio ambiente y la salud de las personas.