Belén Pérez Escudero: «El número de artistas que luchamos por el medio ambiente es escaso»
«La temática social está más en primera página que la medioambiental. Todavía no he coincidido con ningún actor realizando una actividad en la naturaleza», comenta la actriz, arqueóloga y guía oficial de turismo
G. S. FORTE
MURCIA.
Martes, 4 de mayo 2021, 21:06
Primero fueron los padres, después Kenia y el Amazonas. Así cuajó la sensibilidad por la defensa del planeta en la actriz Belén Pérez Escudero (Murcia, ... 1974). Profesionalmente, su condición actual de guía oficial de turismo acabó «encajando como un puzle» años después de licenciarse tanto en Historia Antigua y Arqueología como en Arte Dramático.
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–¿Qué es más difícil: ganarse la vida como actriz o confiar en que vamos a ser capaces de cuidar de nuestro planeta?
–Ganarse la vida como actriz es una lucha constante que se sigue considerando como una afición más que como un trabajo. Los nervios están siempre presentes pero al final es gratificante y adictivo. La carrera contra reloj que disputamos para cuidar del planeta es más complicada. La naturaleza es algo que necesitamos. Formamos parte de un ecosistema sin ser conscientes de que pertenecemos a él y se necesita todavía mucho compromiso social y disposición política para ser capaces de mejorarlo.
«Aún se necesita mucho compromiso social y disposición política para mejorar el planeta»
–¿Qué le llevó a cambiar las tablas del teatro por su actual desempeño como guía oficial de turismo?
–Somos piezas de un puzle y nos empeñamos en encajarlas donde no ajustan bien. Las visitas teatralizadas y las visitas guiadas en la naturaleza fueron haciendo que ampliara el abanico hacia el patrimonio cultural. Todo es compatible y consigo así ser una guía de turismo mucho más completa al abarcar varias disciplinas. La pieza encajó donde estoy ahora y me siento más yo.
–Generalmente se observa una cierta sensibilidad en el colectivo de artistas con distintos temas sociales, ¿también llega a la defensa del medio ambiente?
–Cada vez somos más los artistas concienciados. Los actores siempre nos hemos sentido libres, expresándonos sin prejuicios. Somos un referente para la sociedad al convertirnos en emisarios de las cuestiones. Sin embargo, la temática social está más en primera página que la medioambiental y el número de artistas que luchamos por esta causa es escaso. Todavía no he coincidido con ningún actor realizando una actividad en la naturaleza. La gente se sorprende al descubrir que soy actriz. Les choca encontrar a alguien como yo en un sitio como este.
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–¿Qué puso en marcha su conciencia medioambiental?
–Mis padres tuvieron mucho que ver. A los tres años me llevaban de viaje por toda España. Conciliábamos naturaleza con cultura. Se dedicaban a la enseñanza, así que aderezaban los viajes con explicaciones 'in situ'. Pero fueron dos viajes los que marcaron un antes y un después en mi vida: el Amazonas y Kenia. Un día cogí la mochila y me embarqué rumbo a cumplir dos de mis sueños. Naturaleza en estado puro. Fue todo un flechazo. Sentía que esos eran los lugares donde quería pasar el resto de mi vida, y aún lo sigo pensando. Me sentí arropada por sus gentes y aceptada por sus animales y su vegetación exuberante. A partir de ahí fue cuando despertó mi atención por identificar las aves, por saber más sobre ellas. Me formaba como autodidacta, haciendo cursos y participando en actividades con asociaciones como ANSE (Asociación de Naturalistas del Sureste), Ulula (dedicada a la conservación de la naturaleza y al seguimiento de rapaces nocturnas), Caramucel, FauNatura, Oika...
«Los montes están cada vez más masificados y el respeto brilla por su ausencia»
–¿Cómo estamos de concienciados en estos temas en la Región?
–Los montes están cada vez más masificados y el respeto brilla por su ausencia. No se respetan zonas de reproducción de especies. Se circula fuera de senderos sin pensar que podemos molestar, por ejemplo, a un búho real que esté incubando en una de las oquedades cerca de las que pasamos. Estamos en una época vulnerable para ellos. Las molestias que se causan pueden ser irreversibles. Es el caso de las lagunas de Campotéjar, Marchamalo o la zona de cría del águila perdicera en el Cañón de Almadenes. Por no hablar de los residuos. El tema mascarilla está siendo un grave problema. Ya se encuentran en rincones tan insospechados como un nido de mirlo, como observé la semana pasada.
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–¿Lo ocurrido con el Mar Menor nos concienciará para cuidar mejor de nuestro entorno o es el último episodio de nuestro desinterés por el medio ambiente?
–Poco se ha avanzado al respecto, por no decir que nada. El episodio de eutrofización que lleva sufriendo durante décadas nos remite a estar como estábamos. Abren cinco balnearios para evitar el fango y mejorar la accesibilidad a las playas y ya parece que está todo solucionado. La inversión de 1,2 millones de euros en las infraestructuras podría haberse empleado en actuaciones de recuperación y restauración del ecosistema y en mitigar los efectos causados por la agricultura intensiva, la construcción desproporcionada y el turismo masificado, entre otras cosas.
–¿Qué hace en su día a día para dejar un planeta mejor?
–El compromiso con el medio ambiente ha de comenzar por uno mismo. Procuro que mi huella ecológica tenga el menos impacto posible. Hago un consumo eficiente de la energía, me desplazo a pie o en bicicleta (es más ecológico, más saludable). Reutilizo todo lo posible: agua, ropa, envases... Hay gestos tan sencillos como colocar un recipiente con agua en nuestros balcones o ventanas para ayudar a nuestros pajarillos urbanos en los duros meses estivales. Aprovecho mi profesión de guía oficial de turismo para inculcar valores de concienciación. Hablo de la importancia que tiene la pérdida de hábitat y biodiversidad: aunque esté explicando el imafronte barroco de la catedral de Murcia, encuentro algún recurso para enlazarlo con el medio ambiente.
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–¿Qué rincón natural de la Región de Murcia merecería su propia obra de teatro?
–Es difícil escoger uno. Hay tres que me hacen sentir de forma muy especial. Vivimos en un punto biogeográfico privilegiado con paisajes singulares como el Valle de Ricote. Su legado morisco conserva los municipios con el más alto porcentaje de superficie protegida de la Región; tengo predilección por los bosques de ribera y cauces de Moratalla aún vírgenes, pero los ecosistemas del sur de la Región (como el Carmolí) son igualmente espectaculares. Aprovecho los litorales para explicar a los turistas que no es un secarral, como ellos dicen, sino que se trata de un paisaje de gran interés por sus endemismos e iberoafricanismos como la sabina mora, el fartet (pececillo en peligro de extinción) o el gran número de aves que acuden durante estas fechas, como la preciosa canastera común o las limícolas. El mosaico de paisajes y biodiversidad que tenemos en nuestra región es mi inspiración personal y emocional. La naturaleza es el escenario de mi vida.
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