Sal, dunas, biodiversidad y mucho más
Las Salinas de San Pedro del Pinatar están inmersas en un proyecto de conservación de la naturaleza cofinanciado por la Unión Europea, formado por un ... consorcio coordinado por Salinera Española junto con la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, el Ayuntamiento de San Pedro del Pinatar, la Universidad de Murcia, ANSE [Asociación de Naturalistas del Sureste] y la consultora portuguesa Mãe d'água, al que hay que añadir el inestimable apoyo que tenemos de la Demarcación de Costas del Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.
Al entrar en la página web del Proyecto LIFE-Salinas, lo primero que aparece es el texto que marca su filosofía: «Se basa en el desarrollo sostenible, ya que mejora la conservación de especies de fauna y hábitats prioritarios en la Unión Europea, y pone en valor los servicios ecosistémicos con el aumento de la producción y mejora de la calidad de la sal».
Me satisface dar buenas noticias: las Salinas de San Pedro del Pinatar gozan de buena salud; lo que no quiere decir que no se tengan que enfrentar a muchas dificultades, como la elevada presión humana, problemas muy, pero que muy serios de erosión litoral en las playas de La Llana, que ponen en riesgo la supervivencia de las dunas y de la propia producción salinera (en la última DANA el agua del Mar Mediterráneo llegó por primera vez a los montones de sal). Junto a un Mar Menor que va de mal en peor, con administraciones en permanente enfrentamiento entre ellas y con las organizaciones de conservación de la naturaleza, con determinados sectores empresariales enrocados en unos modelos de producción que no son sustentables, encontramos las Salinas de San Pedro del Pinatar, donde absolutamente todos los actores implicados han evolucionado y cambiado de mentalidad.
A partir del Proyecto [europeo de conservación medioambiental] Life-Salinas se ha entendido que el funcionamiento global del sistema salinas-dunas, garantiza una actividad económica sostenible en el tiempo donde se desarrolla una elevada biodiversidad. Unos han comprendido que la interpretación y aplicación de las normas, en ocasiones excesivamente rígidas, debe estar al servicio del bien común para el que fueron creadas, otros que la intervención sobre el territorio, que puede parecer muy dura (desecación y dragado de charcos salineros y de canales, refuerzo y creación de diques salineros con retroexcavadoras moviendo grandes piedras, variación de niveles hídricos de charcos en función de las necesidades de producción, etc.), es imprescindible para, nada más y nada menos, que las salinas y su biodiversidad sigan gozando de buena salud, y se mantengan con fortaleza para enfrentarse a las incertidumbres que en el futuro las pongan en riesgo.
Una de las mayores satisfacciones de mi vida fue la respuesta de Julio Fernández Ramos, director de las Salinas de San Pedro del Pinatar, cuando le llamé para darle la noticia de que nos habían concedido el Proyecto Life-Salinas: «Que sepas que con este proyecto no solo se garantiza la viabilidad de las Salinas en lo queda del siglo XXI, sino que las estamos metiendo en el siglo XXII».
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