Las sugerentes obras de Oppenheim
Una exposición de nueve esculturas y diez fotografías del artista norteamericano se inaugura mañana en el Palacio Almudí
PEDRO SOLER
Miércoles, 7 de noviembre 2012, 11:56
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Serán nueve las esculturas y diez las fotografías de gran tamaño las que se exhibirán en la exposición de Dennis Oppenheim (1938-2011), que se inaugura mañana en el salón de columnas del Palacio Almudí (Murcia). Es un proyecto de la Fundación Murcia Futuro, con la colaboración de la Fundación Gabarrón, que permitirá acercar la obra del que fuera uno de los artistas más conocidos del llamado arte conceptual. De nuevo podrán contemplarse los soportes realizados por el autor norteamericano y una serie de instantáneas aéreas ficticias, presentadas como propuestas para redireccionar el flujo del Río Sacramento, en California.
Oppenheim buscó la composición, a base del uso de todo tipo de materiales, incluyendo las formas del cuerpo humano -como se podrá comprobar en las obras expuestas- que se han caracterizado por albergar una gran mezcla de elementos contradictorios o superpuestos, que se convierten en una mirada irónica a la sociedad. Y es que, como afirma el profesor de Historia del Arte de la Universidad de Murcia Miguel Á. Hernández-Navarro, «una muestra de Oppenheim es casi como 'El jardín de las delicias' del Bosco. Un universo lleno de cosas incomprensibles, incongruentes, anacronismos, saltos y discontinuidades. Es la imaginación creadora en obra, el instinto del arte en puro proceso».
La trayectoria de Oppenheim ya es conocida en Murcia gracias a las exposiciones en la Casa Díaz Cassou y la sala Verónicas, así como en la Casa Pintada, de Mula, en 2005. Además, el artista también tiene esculturas que, desde hace unos años, pueden contemplarse en la Plaza de Castilla. Un conjunto denominado Cactus Garden.
Su legado en Murcia
Estas anteriores muestras abarcaron una visión antológica, y las obras presentes causaron admiración, pero también asombro, ante la dificultad para captar fácilmente el grado de intuición artística que desarrollaba el autor. Éste siempre se desenvolvió con unos esquemas personalísimos. Los planos y dibujos de proyectos creativos, expuestos en su día en la Casa Díaz Cassou, resultaban menos atrayentes para el espectador, pero en ellos quedaba expuesta la conjunción que realizaba entre su sentido de la originalidad y sus dotes artísticas. Entre las esculturas y objetos, presentes en la Sala Verónicas, el público encontró una vulgar olla de cocina transformada en un buque de vapor con ramas fantasmales, o una silla que, inesperadamente, se movilizaba en una dura batalla con el sillón al que atacaba. Eran respuestas al sentido imaginativo, capaz de crear objetos y seres que jamás existieron y situaciones nunca conseguidas.
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Una muestra similar a las anteriores se podrá ver en El Almudí hasta el 7 de enero del próximo año. Unos montajes en los que se busca la fusión entre escultura y arquitectura, aspecto al que el artista dedicó los últimos años de su vida. Tampoco sería extraño que, como en las exposiciones precedentes, pueda surgir la incomprensión de no pocos espectadores, por lo avanzado del conjunto de obras y la valentía de su autor.
El Cactus Garden instalado en la Plaza de Castilla se inauguró en 2008. Fue la tercera obra pública de Oppenheim en España, y uno de sus 'extraños vergeles diáfanos', con los que buscaba «la mutación de la vegetación a la arquitectura». Es como un 'falso desierto', porque, según afirmaba el propio artista, la idea surgió cuando caminaba por el desierto de Arizona. Así, pensó recrearlos para luego plasmarlos en alguna ciudad de su país. Pero fue tras una visita a Murcia cuando descubrió que éste era el lugar idóneo. «En una ciudad como Murcia -afirmó-, donde se alcanzan temperaturas tan altas, la figura del cactus se presenta como una imagen de lo más natural». Reconocía que «quizás todo esto no les interese a los ciudadanos, pero el arte en espacios públicos, aunque en teoría debe tener cierto éxito, no siempre se comprende. No me interesa provocar, sino las relaciones que experimentan los habitantes frente a ese sitio artístico». En Mula también hay una obra de ocho metros de altura -'Movil light house'-, transformada en un faro que se sienta sobre un caparazón de tortuga.
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Oppenheim, que falleció en enero de 2011, con 72 años, se convirtió desde joven en constructor de metáforas artísticas, generalmente asentadas sobre bases arquitectónicas, y en uno de los más destacados autores del arte conceptual, con el que se ha pretendido que el valor de las ideas de lo que el artista piensa hacer se imponga a la representación del objeto imaginado. Oppenheim aseguraba que «el arte es una filosofía, una forma de reflexionar. En manos idóneas puede ser muy poderoso». Su obra se encuentra en prestigiosos museos del mundo y en importantes colecciones de arte moderno y contemporáneo.
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