Sonia del Corral Yuste: «Las mujeres con discapacidad seguimos cargando con una doble discriminación»

Como mujer y persona con discapacidad sabe bien lo que es cargar con una «doble discriminación». «Nos ocurre tanto a la hora de encontrar trabajo como a la de tomar decisiones acerca de nuestra propia vida –señala–. Es verdad que ahora se ha avanzado mucho y no es como antes, pero todavía nos cuesta mucho encontrar trabajo, y más a las mujeres que a los hombres, porque creen que no tenemos tanta fuerza o que valemos menos».

En la Región de Murcia, hay más de 153.000 personas con discapacidad, de las que más de 78.000, un 51%, son mujeres. Sonia recuerda que, dentro de este colectivo, son las que cuentan con un problema del desarrollo intelectual las que se enfrentan a un «mayor riesgo de que las maltraten, de que no les den trabajo; también de que les controlen el dinero o la ropa que se ponen, que no las dejen salir, que no las dejen maquillarse...», unas limitaciones que solo acabarán, en su opinión, con el impulso de cambios sociales que abarquen diversos ámbitos para facilitar el ejercicio de su derecho a la participación social, a la salud y la autonomía personal, entre otros. «Son muchas cosas».

En su caso, el tesón y la constancia han sido los ingredientes fundamentales que le han permitido ir superando todos los obstáculos que han salido a su paso y tomar las riendas de su vida. Esa es una de las principales reivindicaciones del colectivo, que reclama desde hace años una existencia que, con los apoyos y las herramientas necesarias, sea lo más autónoma posible.

En ese camino propio, Sonia acaba de dar un paso fundamental. El pasado 8 de enero se incorporó a su primer puesto de trabajo. Ya forma parte de la plantilla del hotel Cetina de Murcia, donde ejerce de ayudante de las camareras de piso y cuenta con un contrato fijo que ha supuesto su entrada de pleno derecho en un mundo laboral que, en sus 53 años de vida, solo había podido conocer a través de periodos de prácticas, sin que la oportunidad de integrarse como una más llegara a materializarse. «Es verdad que necesitamos apoyo, pero valemos lo mismo –defiende–. Hace falta que más empresas se den cuenta y den más oportunidades a la gente con discapacidad».

En el establecimiento hotelero, Sonia se ocupa de preparar las sábanas de la lavandería para que sus compañeras arreglen las camas, una tarea que realiza con atención y cuidado. «Me exijo más que los demás porque quiero demostrar que siendo una mujer con discapacidad puedo hacer lo mismo que una persona que no la tiene», asegura.

Lo que se ha encontrado al llegar ha sido una gran aceptación y facilidades para desempeñar su labor, empezando por las compañeras. «Ellas me tratan de igual a igual», comenta satisfecha. Pero también la empresa la ha acogido con los brazos abiertos. «Es muy buena y estoy muy contenta. Me ayudan mucho. Me han adaptado la letra de los albaranes, por ejemplo, haciéndola más grande, porque no me había dado cuenta de que no veía bien de cerca».

El trabajo, que realiza en turno de mañana, lo compagina con su participación en programas formativos en Fundown por la tarde. Allí también realiza un papel fundamental por su experiencia en materia de igualdad, ya que forma parte del Grupo de Promotores de Igualdad de la entidad, un organismo creado en mayo de 2022 para que algunas usuarias se formaran, informaran e investigaran y realizaran actividades relacionadas con este asunto.

El salto laboral era la pieza que le faltaba, la que cubre una de esas dimensiones claves para un participación social y autonomía personal plenas. La que le falta a muchas mujeres con discapacidad. También la guinda a su historia de superación.

Sonia vive sola «desde hace un montón de años» en su casa de Santomera. Allí hace su vida de forma independiente, con la tranquilidad de contar con su hermano, que también reside en la zona, cerca. Desde que sus padres fallecieron, Sonia se ha hecho cargo de todo lo necesario en casa. Ahora, además, puede contar con la independencia económica que echaba en falta. «Me ha cambiado la vida –dice con alegría–. Ver que lo has conseguido después de tanto tiempo, que la gente no te juzga por tener una discapacidad, vale mucho». Su ejemplo, y trabajo por todas las mujeres en su situación, también.