La sarna se extiende imparable sobre el arruí
Esta plaga infecta a decenas de ejemplares en torno a Sierra Espuña y lleva a Medio Ambiente a permitir la colaboración de los cazadores para tratar de contenerla
El amanecer se asoma sobre las cumbres de Sierra Espuña y se proyecta sobre una cercana zona montañosa de Mula, conocida como El Chorlonque, ... en cuyos altos se arraciman los arruís en busca de la templada caricia de esos primeros rayos de sol. Pese a que el rebaño, compuesto por una treintena de ejemplares, se encuentra a más de un kilómetro en línea recta, la adiestrada vista de Francisco Martínez, presidente de la Sociedad de Cazadores El Jabalí, y de Andrés Bolarín les permite reconocer en varios animales los desoladores rastros que la sarna ya ha labrado sobre su pellejo.
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Al cabo de una hora, que es el tiempo que les ha llevado rodear el monte para aproximarse al grupo con el viento a favor, los animales se encuentran donde buscaban: apenas a una veintena de metros y sin apenas opciones de que su refinado olfato detecte a los cazadores. La cercanía de los muflones del Atlas evita errores indeseados. Tres disparos bastan para abatir a tres ejemplares claramente infectados por la sarna. Al menos una decena, igualmente afectados por la plaga, logran escapar a la carrera.
«Tendremos que volver en los próximos días, porque en estos momentos no hay otra opción de atajar este problema. Si no hacemos caza de gestión no va a quedar un arruí en toda la Región», se lamenta Francisco Martínez.
La Administración se opone al uso de fármacos por el riesgo de que perjudiquen a algunas poblaciones de insectos
Con los tres animales abatidos esa mañana, una hembra adulta y dos chotos, los tiradores –autorizados de forma excepcional por los agentes medioambientales para colaborar en el control de la plaga– afirman que son ya medio centenar los que han eliminado en las últimas semanas en las estribaciones del parque natural de Sierra Espuña. «En Pedro Ponce están los animales 'incendiados' de sarna», sostienen.
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Deambulando como 'zombis'
De un par de meses a esta parte, los habitantes de una amplia zona situada al norte de Sierra Espuña y quienes tienen en esos parajes rurales la fuente de su sustento se han habituado a la presencia de arruís que, ya muy tocados por los terribles efectos del ácaro, deambulan por el campo como 'zombis', sin lograr apenas sostenerse sobre sus pezuñas. Y de cuando en cuando se topan, simplemente, con el cuerpo sin vida de alguno de ellos.
Los agentes medioambientales y los especialistas del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil, impenitentes guardianes de esos parajes naturales, acumulan ya un extenso archivo de fotografías de muflones del Atlas que, consumidos por la sarna, despojados de su majestuosa e imponente presencia, reducidos a los puros huesos, acaban expirando en cualquier sitio.
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«El otro día encontraron un bicho de esos, muerto, en la puerta de una casa», comenta un vecino de Casas Nuevas en la terraza del restaurante Colombinos. «Se ven muchos animales con la plaga», le confirma a Andrés.
Con la caza de gestión en zonas como el monte público de Carrizales y la Peña Rubia, lugar de tránsito de los rebaños entre Pedro Ponce y Sierra Espuña, se busca evitar, en la medida de lo posible, que la sarna penetre con fuerza en el parque natural, donde se encuentran las mayores concentraciones de esta especie.
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Este propósito, con todo, parece en vano desde el punto de vista del presidente de la Federación de Caza de la Región de Murcia, Francisco Bastida, quien afirma que «el brote es muy importante, como veníamos advirtiendo, y nos tememos que finalmente va a acabar afectando a la mayor parte de la población de esta especie, además del daño que ya lleva tiempo causando entre la cabra montés. Los daños van a ser irreparables. Esto acabará afectando también, muy probablemente, al ciervo y al gamo».
Aunque valora muy positivamente que la Consejería de Medio Ambiente haya aprobado recientemente un decreto por el que se autoriza a los titulares de cotos de caza mayor, con la previa autorización oficial, a abatir ejemplares infectados por el ácaro, afirma que «se ha tardado mucho en adoptar esta medida, pues podía estar en vigor desde hace mes y medio». Y añade que, en el fondo, «se sigue apreciando una cierta desconfianza en la labor que podemos desarrollar los cazadores en este terreno».
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Moratalla y Caravaca
Un portavoz de Medio Ambiente manifestó ayer a LA VERDAD que las zonas en las que, hasta el momento, se ha observado mayor incidencia de sarna son Moratalla, donde la enfermedad es endémica, Caravaca de la Cruz, Zarcilla de Ramos y Mula. En estos términos se han abatido por parte de agentes medioambientales y celadores de caza un total de 45 cabras montesas y 15 arruís afectados por la plaga, mientras que en el parque natural de Sierra Espuña solo se han detectado por ahora tres ejemplares infectados.
Desde Medio Ambiente se están realizando una media de tres operativos semanales en las zonas de mayor presencia del ácaro, donde personal especializado se dedica a localizar y abatir animales con signos evidentes de haber contraído esa enfermedad. A posteriori, los veterinarios autonómicos realizan análisis de laboratorio para confirmar la presencia de ese parásito, una labor en la que se cuenta con la colaboración del departamento de Sanidad Animal de la universidad de Murcia. Los resultados son comunicados a la Red de Vigilancia Sanitaria Veterinaria ( Rasve) del Ministerio.
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Una de las cuestiones más controvertidas en la labor desarrollada para atajar la expansión de la sarna es la que se refiere a la utilización de fármacos específicos, que podrían suministrarse a los animales silvestres a través de comida. Una opción reclamada por la Federación de Caza, pero a la que la Consejería pone reparos por su posible incidencia negativa sobre algunos insectos.
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