Partidarios de Bolsonaro, durante el asalto a las instituciones en Brasilia. efe

Polarización para rato en 2023

Expertos avisan de que la tensión entre los partidos irá en aumento en el año electoral y llaman a la reflexión a los líderes

Domingo, 15 de enero 2023, 07:29

En mayo se celebran elecciones municipales y autonómicas, mientras que las generales, a priori, deberían ser para final de año, si no se adelantan. Y ... como las campañas electorales son el caldo de cultivo perfecto para la polarización, todo hace indicar que 2023 será un ejercicio de fuerte tensión política.

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Así lo vaticina el investigador de la Universidad de Murcia (UMU) José Miguel Rojo, quien, bajo la batuta de Ismael Crespo, director del Centro de Estudios Murcianos de Opinión Pública (Cemop), realiza su tesis doctoral precisamente sobre la polarización afectiva en la sociedad. El Cemop se ha convertido en referencia en el estudio de este fenómeno, publicando ya dos encuestas nacionales sobre polarización, de la que habrá una tercera edición próximamente.

No obstante, aunque advierte de que nadie tiene una bola de cristal que permita adivinar el futuro, no cree Rojo que la polarización llegue a tal extremo en España y la Región como para que se puedan producir episodios como los asaltos por la fuerza al Capitolio de Estados Unidos y a las instituciones de Brasil.

A su juicio, sucesos vividos en la Región como la toma del Pleno del Ayuntamiento de Lorca y la quema de la Asamblea Regional en 1992 poco tienen que ver con los actos protagonizados por los seguidores de Trump o Bolsonaro, pues «eran protestas muy relacionadas con temas específicos, que es cierto que se fueron de las manos y que querían influir sobre decisiones políticas, pero en realidad no planteaban una impugnación general del sistema». En España, opina, la integridad del sistema electoral no está en tela de juicio. Por ahora.

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¿La élite o la masa?

El doctorando defiende que si existe esta polarización y va cada vez más en aumento es porque a determinados partidos les resulta útil para movilizar a su electorado y, por lo tanto, sacar rédito en las urnas. «La polarización funciona», defiende Rojo, que señala que existe un debate entre los investigadores «sobre si la polarización es incentivada por la élite y se transmite a la ciudadanía por parte de esta, o si por el contrario se encuentra en la masa y es la élite la que intenta amoldarse a la misma». «Es decir, ¿quiénes se radicalizaron primero, los líderes políticos o los ciudadanos?», se pregunta.

Pese a la crispación, no consideran los politólogos que se puedan producir en España o la Región episodios como los asaltos a instituciones de Brasil

«Mi visión es que se trata de una estrategia que viene de arriba a abajo. No es que la élite vea a la gente radicalizada y entonces hable en sus términos, sino al contrario. Por ejemplo, Santiago Abascal [presidente de Vox] no habla en los términos de la gente, sino que consigue que la gente hable en los términos en los que él habla. En Cataluña hay otro ejemplo perfecto. Antes de 2012, en la sociedad catalana estaba presente el germen independentista, claro que sí, pero no era el que fue después de que Artur Mas apostara por esa estrategia. Entonces, la responsabilidad de la élite está muy clara», concluye el politólogo, con un argumento que invita a la reflexión de los dirigentes de los partidos, sobre todo en sentido de medir sus palabras. Recuerda Rojo que el asalto al Capitolio y el cuestionamiento del resultado electoral de 2020 en EE UU tienen su mecha en el famoso tuit 'Stop the count' de Trump. «Hay que tener mucho cuidado cuando se habla de gobierno ilegítimo. Cualquier gobierno constituido por cauces legales es legítimo», sentencia.

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Ecosistema informativo

Pero no solo de los políticos se alimenta la polarización. «El cambio en el ecosistema informativo» es, según Rojo, otra de las causas de la misma. «La gente cada vez se informa menos a través de los medios de comunicación tradicionales y surgen muchos canales donde no hay control, porque ahora cualquiera puede abrir un canal de YouTube, convertirse en un informador, tener audiencia y ser reconocido».

Asimismo, las redes sociales juegan su papel destacado. «Antes una persona podía tener un pensamiento extremista, pero la propia realidad se lo cuestionaba. Ahora en las redes encuentra respaldo favorable a ese pensamiento extremista e información falsa que refuerza sus ideas radicales», apunta el investigador de la Universidad de Murcia.

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«Si las elecciones locales y autonómicas se ven en clave nacional, vamos a un escenario peligroso»

Pese a que la Región ha vivido la legislatura autonómica más convulsa de su historia, piensa José Miguel Rojo que, si las próximas elecciones municipales y regionales se enfocan desde una perspectiva localista y no como un plebiscito a Pedro Sánchez o a Alberto Núñez Feijóo, habrá menos polarización. «Los ciudadanos están menos polarizados cuando votan más pensando en temas de gestión, más racionales, en que si el alcalde lo ha hecho bien o mal, que si el tranvía o el autobús funcionan bien.... Son temas que pueden llegar a generar enfado, pero no polarización afectiva. Si las elecciones regionales y locales se nacionalizan, vamos a un escenario distinto y más peligroso», concluye.

José Miguel Rojo. Vicente Vicéns / AGM

«Los ciudadanos de derechas e izquierdas no están tan lejos entre sí como creen»

Uno de los cuestiones que se midieron en la II Encuesta de Polarización Política del Cemop, la última realizada y publicada en junio de 2022, fue lo que pensaban los ciudadanos de derechas sobre los de izquierdas en cuestiones de patriotismo y lo que los votantes de izquierdas opinaban sobre los de derechas en aspectos como la lucha contra la violencia de género. «Y una de las cosas que concluimos fue que la gente de derechas piensa que la de izquierdas es mucho menos patriótica de lo que en realidad es. Y, al inverso, la gente de izquierdas piensa que los ciudadanos de derechas están mucho menos comprometidos con la erradicación de la violencia de género de lo que en realidad están», afirma el joven investigador de la Universidad de Murcia José Miguel Rojo.

Esto es lo que se conoce como brecha perceptiva. «Los ciudadanos de derechas e izquierdas no están tan lejos entre sí como ellos mismos creen. Lo que pasa es que entre la población se han instalado una serie de estereotipos partidistas que hacen que veamos a los demás según un estereotipo, cuando en realidad la gente está más cerca de lo que cree».

A esta falsa percepción contribuye, nuevamente, la actuación de la élite, de los líderes de los partidos. «Transmiten una sensación de estar alejados entre sí cuando no existe realmente una disparidad de valores tan grande entre sus votantes», subraya el politólogo de la UMU.

El problema de esto es que, finalmente, esa polarización irreal que se instala entre los ciudadanos acaba influyendo incluso en la esfera personal y emotiva. De hecho, otra de las conclusiones destacadas de la II Encuesta de Polarización del Cemop era un incremento de la discriminación por razones políticas a la hora de establecer una relación personal, más acusada en España entre los simpatizantes de la izquierda sobre los de derechas. Así, los votantes de Podemos se sitúan en un 3,22 (en una escala del 0 al 10) a la hora de manifestar cuánto les gustaría que su hijo o hija tuvieran una relación sentimental con alguien de Vox. «En Estados Unidos, se ha creado incluso una aplicación de contactos exclusivamente para gente de ideología conservadora», se sorprende el doctorando murciano José Miguel Rojo.

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