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Pendientes de Francia

PRIMERA PLANA ·

Solo uno de cada cuatro franceses residentes en la Región de Murcia votó en la primera vuelta de unas elecciones presidenciales que también son claves para el futuro de la Unión Europea. La abstención puede ser el factor determinante que incline la balanza en favor de Macron, el gran favorito, o de Marine Le Pen

Domingo, 24 de abril 2022, 01:10

Nada puede tener en este mes de abril tanta importancia para el futuro de la Unión Europea, y sus regiones, como el resultado de las elecciones presidenciales francesas. Nuestros vecinos eligen hoy entre el centrista y liberal Emmanuel Macron y la ultraderechista Marine Le Pen, aunque la cuestión fundamental para los europeos es si gana la opción que aboga por más UE o quien abiertamente profesa una militante aversión hacia las instituciones comunitarias. Con anterioridad, la Unión Europea ha tenido que enfrentarse a gobiernos euroescépticos, como el italiano del Movimiento 5 Estrellas o los actuales de Hungría, con Viktor Orbán al frente, y el de Polonia, con el partido Ley y Justicia. Incluso se tuvo que hacer frente en el pasado reciente nada menos que al desafío del 'Brexit' británico. Pero nada sería comparable a la eventual victoria de un partido abiertamente antieuropeísta en un país con tanto peso político y económico como es Francia, cofundador de la casa común europea. Porque aunque jurídicamente Le Pen tendría complicado diluir instituciones nucleares como la Comisión, fácilmente podría llevar a pique el proyecto europeo si redujera drásticamente la aportación de Francia a la UE o ignorara las obligaciones del Tratado de Schengen. Si la invasión rusa de Ucrania ya ha tenido serias secuelas en la economía española, y por extensión en la regional, con cotas históricas de inflación, imaginemos a medio plazo los efectos de una victoria de Le Pen para una Región como la nuestra, que progresó gracias a los fondos de la UE, de los que sigue siendo muy dependiente.

Los últimos sondeos son claramente favorables a Macron. Sin embargo, vaticinar una fácil victoria del actual presidente sería arriesgado dado que en última instancia este triunfo depende del voto de una izquierda anímicamente desolada por el fracaso de sus candidatos, una izquierda que siente aversión por Macron y que podría refugiarse en la abstención, lo que daría una posibilidad a Le Pen. A los franceses no parece gustarles que un presidente repita en el Elíseo (solo ha pasado dos veces desde 1965), lo que representa una tendencia histórica inquietante en la actual coyuntura. En dos ocasiones precedentes, la propia Marine Le Pen y antes su padre llegaron a la segunda vuelta de las presidenciales francesas, perdiendo en ambas ocasiones. Confío en que no haya dos sin tres, en un país que ha visto desmoronarse a los partidos tradicionales (la debacle del partido socialista francés es brutal), teniendo en cuenta que además Macron es un líder sin partido. Todo un preocupante escenario habida cuenta que en la primera vuelta los candidatos de extrema izquierda y derecha sumaron el 58% de los votos, frente al 1,8% de la candidata socialista (Anne Hidalgo) y el 4,8% de la candidata de centroderecha (Valerie Pecresse). Para ganar este domingo, tanto Macron como Le Pen, al estar necesitados ambos de los votos de la izquierda, vienen sosteniendo que el histórico marco de referencia de derecha e izquierda ha quedado obsoleto, lo cual no deja de tener su simbolismo porque fue allí, en Francia, cuando se originó en tiempos de la Revolución de 1789 (los representantes revolucionarios contrarios al posible veto real de las decisiones de la Asamblea se situaron a la izquierda y los más conservadores y partidarios del veto quedaron a la derecha).

Hay claras motivaciones electorales en este deseo de difuminar el marco ideológico tradicional, pero hay mucho de verdad en que esta disputa enfrenta a quienes ven una oportunidad en la globalización y quienes la rechazan. Patriotas, dice Le Pen para referirse a estos últimos, en un claro intento de desprenderse del estigma de ultraderechista y adoptar una versión más moderada de sí misma (sin éxito, por cierto). La realidad es que si ella hoy vence supondría una magnífica noticia para Putin, que lleva una década amparando el crecimiento de esta derecha nacionalista radical en la UE para debilitarla. El triunfo de Macron daría un respiro al europeísmo, aunque su triunfo, si es por corta diferencia, mantendría vivas las expectativas de las posiciones contrarias a la UE en uno de sus bastiones.

Hoy, muchos murcianos que emigraron a Francia y los más de 5.000 ciudadanos galos que viven en la Región seguirán con especial atención esta jornada electoral, aunque el interés, como decimos, es general por las amplias implicaciones para el conjunto de la UE que podría tener su resultado. Dicho eso, en la primera vuelta solo votaron uno de cada cuatro residentes en la Región de Murcia. Quizá ahora, con todo en juego, se incremente la participación en las urnas, el factor decisivo que probablemente inclinará la balanza en el conjunto del país.

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