Obligados a cambiar el calendario
Negocios en cuarentena ·
Las promotoras musicales se afanan en buscar nuevas fechas para los directos ya programados y ahora aplazadosLa música no ha dejado de sonar ni un solo día desde que irrumpió la pandemia. Ha encontrado hueco en redes sociales, en distintas plataformas de internet, e incluso en balcones particulares. Pero lo que no ha podido, ni puede por el momento, es llenar escenarios. El confinamiento impuesto por el actual estado de alarma ha desbaratado el calendario de conciertos que las promotoras musicales de la Región habían confeccionado para estos meses de marzo y abril. Y el parón les ha pillado, afirma el cartagenero Rafa Gómez, responsable de Silbato Producciones, «en plena campaña», con una agenda cargada de citas que, en el mejor de los casos, se han pospuesto. Solo ellos, contabiliza, han tenido que cancelar «en torno a veinte conciertos», y actualmente estudian la forma de reubicar otros «treinta o cuarenta». Una tarea que, adelanta, «no es sencilla» porque los recintos suelen tener «sus calendarios bastante completos a un año vista», e igual ocurre con las giras de los artistas, cuya planificación se hace con «bastante tiempo». De hecho, del ciclo murciano Microsonidos, iniciado el pasado 18 de enero y con fecha final fijada para el próximo 4 de abril, solo han podido 'salvar' dos actuaciones de las cerca de veinte que aún tenían por celebrar antes del cierre de las salas, hace ahora dos semanas. Las han programado para finales de mayo y la primera quincena de junio, y el resto las recuperarán, de ser posible, «para la edición de 2021». Con otros directos, como por ejemplo los que la banda madrileña Izal tenía previsto dar los pasados 20 y 21 de marzo, han tenido más suerte, y ya han conseguido reubicarlos para los días 4 y 5 de septiembre. Solo de estas dos actuaciones ya llevaban vendidas 7.000 entradas, lo que da cuenta, apunta Gómez, de las consecuencias que el parón en la actividad musical está teniendo en el sector.
El panorama, define el responsable de Silbato, «es complicado», porque, «aunque se levanten las medidas de confinamiento, no sabemos cómo va a responder la gente, si se va a tirar a la calle o no, o si el miedo y la psicosis seguirán». Él baraja tres escenarios, y el «optimista» no tendrá lugar hasta como mínimo la segunda quincena de mayo.
Y también habrá que tener en cuenta la venta. «Ahora mismo se encuentra todo paralizado. Estoy haciendo un seguimiento cada doce horas de los eventos que siguen activos de aquí a agosto y se nota un parón total. No se está vendiendo, y es normal porque la gente no sabe qué va a ser de su vida», sostiene.
«Tenemos que deshacer todo lo que ya teníamos. No ingresamos nada, pero hay que seguir trabajando»
La preocupación de Gómez es similar a la de Manuel Robles, de Oí Edición. En su caso, el parón le sorprendió en pleno desarrollo del Flor Cieza Festival, cuya programación gestiona su empresa. «La cuestión es ver cuándo se volverá a iniciar todo, porque ahora mismo vamos día a día y es muy difícil prever lo que ocurrirá, pero tiene pinta de que se irá mínimo un trimestre», cree Robles. Por lo pronto, la orden de cierre de salas, teatros y auditorios en la ciudad de Murcia está fijada para el 20 de abril. No obstante, matiza Robles, «no se sabe qué indicaciones darán las autoridades a la hora de volver a poner todo esto en funcionamiento y cuál será el límite de los aforos; cuántas personas se van a poder reagrupar», plantea.
«La situación –añade– es tan extrema que festivales como el de Jazz de San Javier ya han optado por dejar pasar esta edición». El 'bolsillo' de los ciudadanos también jugará un papel importante: «La gente tendrá ganas de salir y olvidarse de esta pesadilla», pero «será la economía la que mande».
Para ellos, la paralización de conciertos supone «cero ingresos», pero no cero trabajo. Todo lo contrario: «Tenemos que deshacer todo lo que ya teníamos hecho para intentar construirlo de nuevo. Aunque no ingresemos nada, no podemos hacer un ERTE porque tenemos que seguir trabajando. Va a tocar aguantar a base de riñón, y esto es complicado», relata Gómez. Ni él ni Robles han hecho una estimación del dinero que han dejado de percibir por la cancelación de eventos. Prefieren no hacerlo, dicen, e «ir solventando los problemas poco a poco, a ver si escampa pronto», concluye Robles.