Felipe Hernández, el vendedor e internauta persuasivo
Regentaba el negocio familiar, fundado por su padre en 1948, en plena calle Mayor de Molina de Segura
Felipe Hernández Medina desembarcó en las redes sociales en 2011. Para él, Twitter fue todo un descubrimiento que lo puso en contacto, no solo con su clientela sino también con políticos, periodistas y demás ciudadanos, en general, de dentro y fuera de su Molina de Segura natal. Yo mismo, entre ellos.
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A sus 65 años, Felipe aún regentaba el negocio familiar, fundado por su padre en 1948, en plena calle Mayor de Molina de Segura, con variada oferta textil de ropa de hombre y mujer, cortinas, sábanas, colchones, edredones… Se definía como tendero y defendía con vehemencia el comercio local frente a las grandes superficies, consciente de que era una desequilibrada competencia que, en el futuro, tendría un claro ganador. En la casa de mis padres en Alguazas, recuerdo, siendo yo un crío, que la renovación de cortinas siempre procedía de Tejidos Hernández, y que Miguel, uno de sus veteranos empleados, era quien las colgaba con celo ante la atenta mirada de mi madre.
Los 140 caracteres de Twitter pronto se le quedaron escasos a Felipe, por lo que decidió volcar sus esfuerzos en Facebook, red desde la que ha venido batallando en los últimos años en defensa de la ciudadanía molinense, como una especie de Pepito Grillo o Quijote contra los molinos de viento de la política.
En una reciente entrevista en la televisión local, exigía a los actuales mandatarios municipales más comunicación y transparencia. Lamentaba que el actual alcalde y otra primera edil anterior lo hubiesen bloqueado en redes al no transigir con sus críticas. Al tiempo que elogiaba a otros alcaldes del PP y PSOE que, dijo, sí supieron entenderlo, aclarando que para él esto no era cuestión de siglas, sino de personas.
Hernández se ha ido sin que nadie le explique si hubo o no auditoría del actual equipo de gobierno del PP y Vox respecto a la gestión del último Ayuntamiento socialista. Y si, como denunciaron en campaña, ese gobierno dejó o no un importante agujero económico en las arcas de la corporación de Molina. Esta era una de sus batallas en la actual legislatura.
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Aunque lo que más reprochaba a los gobernantes locales es que no se mostraran llanos con el pueblo y no dieran cuantas explicaciones fueran precisas a los vecinos. «Menos palmadas en la espalda y más comunicación», vino a espetarles.
Felipe Hernández ha muerto este sábado en extrañas circunstancias a pocos metros de su establecimiento comercial. Al parecer, una discusión con dos de sus hijos derivó en un desgraciado accidente que, fatalmente, le ha costado la vida. Los molinenses no daban crédito a la inesperada noticia de su fallecimiento porque era alguien tan conocido en ese municipio como apreciado. Todos lo echarán de menos, amigos y clientes, al tiempo que las redes sociales han perdido un notable dinamizador entre sus usuarios. Dicen los manuales al respecto que todo buen vendedor debe saber comunicar, ser persuasivo y tener empatía. A Felipe Hernández le sobraban cualidades para ello.
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