Los murcianos Antonio Martínez y Aurora Egea trabajan para Médicos Sin Fronteras. Guillermo Carrión / AGM

«Todos los migrantes quieren volver a su casa»

Los murcianos Antonio Martínez y Aurora Egea, que trabajan para Médicos Sin Fronteras, relatan el sufrimiento y la violencia que padecen aquellos que se ven obligados a salir de África

ISABEL DÓLERA

Jueves, 26 de septiembre 2019, 11:55

Millones de personas viven en una situación de emergencia continua, convertidos en objetivos de guerra durante los conflictos armados. A menudo se atacan hospitales o colegios, lo que supone sufrir consecuencias sanitarias como enfermedades epidémicas o desnutrición infantil. A esto se suman los desastres provocados por el cambio climático y la lucha por los recursos naturales. Los murcianos Antonio Martínez, expatriado en la República Democrática del Congo que trabaja para Médicos Sin Fronteras y Aurora Egea, ingeniera que ha cubierto emergencias en disintos países, presentan el Informe MSF 2018 junto a Mila Font, delegada en la zona este de la organización

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¿Por qué decidieron formar parte de la organización y cuál es su labor?

- Antonio Martínez: Mi labor es la de coordinador de logística. Coordino todos los trabajos y el equipo humano. Al final el trabajo es dar soporte a los equipos médicos para dar cobertura. Decidí trabajar en esta organización porque creo que es una muy buena manera de conocer la realidad de otros lugares y de algún modo yo tengo una implicación como una persona con suerte que me toca vivir en este lado del mundo en el que no tenemos esos contextos y esas barbaridades. Con el tiempo me he dado cuenta de que es una forma muy humana de vivir.

- Aurora Egea: Yo soy responsable de logística de agua y saneamiento en proyectos regulares y de emergencia. Soy ingeniera y siempre tuve claro que quería trabajar en el sector humanitario para organizar infraestructuras donde realmente era necesario. Es un sueño cumplido poder trabajar en Médicos Sin Fronteras.

¿Cuáles son las principales conclusiones y retos del Informe Médicos Sin Fronteras 2018?

- Mila Font: 2018 para Médios Sin Fronteras ha sido un año en el que hemos aumentado de manera considerable el número de personas a las que atendemos. Esto se podría ver como un punto positivo porque estamos respondiendo a muchas personas pero a la vez tiene una doble lectura: hay más personas afectadas o que hay más zonas donde no se están cubriendo las necesidades.

Una segunda conclusión es que estamos asistiendo a una situación en la que a las organizaciones que estamos intentando salvar vidas y aliviar el sufrimiento de personas que están pasando por una situación difícil se nos criminaliza cada vez más. Parece ser que en los últimos meses y años, salvar vidas es delito en algunos contextos. Para nosotros es algo inaceptable. De la misma manera que es inaceptable el hecho de que a las personas migrantes que están buscando seguridad se les considere delincuentes.

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Trabajan en más de 70 países, pero háblenme de la situación en la RDC, uno de los proyectos de mayor envergadura según MSF.

- A.M.: El Congo es un buen ejemplo de lo que pasa en África. Se hacen todo tipo de intervenciones, desde emergencias por situaciones de violencia hasta hacer un seguimiento a niños por desnutrición. Lleva un histórico de guerra durante mucho tiempo y continúa a día de hoy aunque aquí a la gente no le interese. Aparte de ese contexto violento, hay una serie de enfermedades recurrentes como puede ser la malaria, el cólera, el sarampión o incluso el ébola. Es un país grande pero con pocas infraestructuras y llegar a determinados lugares cuesta mucho.

Muchos congoleños dejan sus hogares cada año, pasando a ser desplazados internos o refugiados en los países fronterizos. Algunos llegan al Mediterráneo. En su opinión, ¿cuáles son los motivos para salir del Congo?

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- A.M.: Porque no queda otra opción ya que han sufrido mucha violencia, que es más común de lo que nos pensamos. La desesperación completa de no tener absolutamente nada y ningún tipo de ayuda estatal que les permita aguantar un poco más. Todas las personas con las que yo he hablado quiere volver a su casa, a sus raíces, por el vínculo emocional con el lugar y la gente.

Cuanto más cerca de sus casas mejor porque es la manera más fácil de retornar. La última opción es llegar a Europa. Lo que quieren es dar con un sitio seguro cercano y vivir tranquilos.

- A.E.: Depende del contexto. Hay veces que hasta mandan a los niños solos. Yo también he estado en Congo, en Nigeria, en Irak, en Etiopía... Son desplazamientos por violencia y hacen que se tengan que ir a otro sitio.

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Siguiendo con el Mediterráneo y la crisis migratoria de Europa, tras los episodios del 'Ocean Viking' y el 'Open Arms', algunos partidos señalan que hay una relación directa entre las ONG y las mafias.

- M.F.: Yo creo que este tipo de acusaciones se enmarcan dentro de esa campaña de criminalización haia las organizaciones que queremos hacer algo para evitar estas muertes en el Mediterráneo. Son acusaciones que no están basadas en la realidad. En ningún caso estamos aliados con ninguna mafia. Nuestro objetivo continua siendo el evitar más muertes y poder dar una solución a estas personas que están huyendo de la violencia y de la inseguridad, arriesgando sus vidas y tirándose al mar. No hay nada más contrario al crimen que salvar vidas.

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¿Qué le gustaría oír en los debates de las elecciones del 10-N cuando toque hablar de política migratoria?

- M.F.: Desde MSF, y en esto creo que coincidimos con muchas organizaciones que también están en el Mediterráneo, hay una serie de puntos que son clave y que las autoridades y los líderes europeos deberían incluir dentro de sus políticas. Lo primero es que exista un mecanismo de rescate y de salvamento en el Mediterráneo central. El segundo, que se acaben estos desembarcos 'ad hoc' y que, una vez rescatadas a las personas, se lleven al puerto seguro más cercano y que se haga de manera rápida, no haciendo que estas personas tengan que esperar tanto tiempo. El tercer punto que pensamos que es clave es poner fin al apoyo de la guardia costera libia que intercepta y fuerza a muchas de estas pateras a volver. Sabemos, porque lo dice Naciones Unidas, que Libia no es un país seguro para los migrantes. Gran parte de las personas a las que nosotros rescatamos en el Mediterráneo han sufrido torturas y violaciones.

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