El nuevo perfil del ludópata es una persona joven que apuesta de forma 'online'.

Cuando el juego se va de las manos

Acción Solidaria - Fundación La Caixa ·

La asociación Nueva Esperanza ofrece a ludópatas y sus familias orientación, asesoramiento y apoyo psicológico, y realiza una labor de prevención y sensibilización sobre esta lacra

Bea Martínez

Murcia

Lunes, 3 de agosto 2020, 14:11

La historia de Manuel Hernández comienza hace 19 años en un bar. «Había nacido mi primera hija y enfocaba el 100% de mi atención en ella. Un día me fui a un bar, le eché unas monedas a la máquina tragaperras y me dio un premio. Después de esto cada dos días iba de nuevo, jugaba y solía ganar 30 o 40 euros. Cada vez volvía con un poco más de dinero». Este juego, al principio inocente, se convirtió en un problema cuando se metió «en un bucle e iba todos los días de la semana» hasta que la situación se le hizo insostenible. «Iba cambiado de sitios y me vi tan mal que pensé que o me quitaba de en medio o lo contaba. Me dejé 3.000 euros en un año», recuerda.

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Hernández habla así, sin tapujos, de una adicción al juego, la ludopatía, que afortunadamente ha dejado ya atrás y que ha utilizado como revulsivo para ayudar a otros en la misma situación en la que él se encontraba. La asociación Nueva Esperanza, de la que es hoy presidente, conforma una entidad que lleva en marcha desde 2005 para prestar a los usuarios y sus familias orientación, asesoramiento y apoyo psicológico. También fomenta su reinserción sociolaboral y propone programas de prevención y sensibilización sobre esta problemática y sus consecuencias.

Miguel Ángel Costa: «El atractivo del juego se convierte en un peligro. Hay una desprotección de los más jóvenes»

Una de las necesidades más básicas de los usuarios de Nueva Esperanza es precisamente ese apoyo psicológico para entender su enfermedad, para mantenerse alejado del juego y para superar una adicción que con frecuencia tambalea los cimientos de su vida. «Los grupos de apoyo buscan que el paciente se mantenga en la abstinencia. Mientras va evolucionando, él mismo va adoptando medidas para prevenir las recaídas. El tratamiento dura unos 18 meses y los primeros seis son primordiales», destaca el psicólogo de la entidad, Miguel Ángel Costa.

Durante este proceso, los pacientes están en todo momento acompañados por un equipo de terapia que, además de a los profesionales para el tratamiento de adicciones, también incluye «a una persona de su entorno que le va a ayudar a llevarlo mejor», recalca Costa.

Eva Martínez: «La edad media del ludópata se ha reducido mucho y ahora son personas de entre 19 y 35 años»

Esta persona, que suele ser un familiar cercano, también requiere en muchos casos ayuda psicológica para gestionar los daños colaterales de la ludopatía, porque, como indica Manuel Hernández, «el familiar está a veces peor que el enfermo». En este sentido, «si el jugador ha perdido el control el familiar tiene varios problemas, entre ellos el miedo, porque no le valen de nada las promesas del adicto. Cuando no sabe dónde está la persona, cuando desconoce algo, lo primero que piensa es que está jugando, lo que crea un ambiente tenso que propicia que se tenga una recaída. Para solucionarlo hacemos partícipe del problema a esa persona del entorno. Cuanta más información tenga este acompañante, más fácil es que el jugador no se aísle, sino que trabajen en colaboración», puntualiza Costa.

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Un nuevo perfil

Aunque no hay un perfil claro de ludópata, el avance de las redes sociales y la diversificación del juego 'online' ha traído como consecuencia una variación de la edad media de los pacientes atendidos por la asociación. Hasta hace unos años, solían ser «hombres en edad avanzada que iban a los bares y que jugaban a las máquinas tragaperras. Hoy en día es muy distinto. Estamos tratando con jóvenes que empezaron a jugar incluso siendo menores. La edad media se ha reducido muchísimo y ahora tenemos gente de entre 19 y 35 años», aclara la trabajadora social de la entidad, Eva Martínez.

Esta reducción de la edad es algo en lo que también acentúa Costa, que destaca como origen de este cambio la accesibilidad de estos jóvenes a los nuevos formatos 'online'. «Antes el jugador no podía apostar las cantidades de ahora. Para gastarse 300 o 400 euros tenía que estar muchos días, porque el bar no estaba abierto 24 horas. Las modalidades de ahora sí lo están, como el juego 'online' o los salones, por lo que puede gastar más en menos tiempo. Ahora ese dinero lo puede desembolsar incluso en cinco minutos, por lo que el ludópata pierde el control de la situación en menos tiempo y reacciona peor. Cuanto más accesible es el juego, más peligroso es», indica.

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El juego 'online' permite apostar las 24 horas del día y gastar más dinero en menos tiempo

Esta facilidad para jugar las 24 horas del día es una problemática a la que da voz Costa, que reclama un mayor control gubernamental. «En España se puede jugar o apostar a partir de los 18 años. Muchos de los que vienen aquí empezaron con 15 o 16. Hay una normativa que no se cumple y hay una desprotección de los jóvenes. Si no se cumple la ley, la cantidad de atractivos que tiene el juego se convierten en un peligro. Debería haber una protección mucho mayor, pero no se pone en marcha», explica.

Enseñar para prevenir

Para evitar que los menores de edad sean pasto de esta adicción, la asociación Nueva Esperanza busca desarrollar nuevos proyectos e iniciativas que continúen un trabajo de sensibilización y concienciación que alerte, especialmente a los menores, sobre la ludopatía y las consecuencias que acarrea. Como señala el psicólogo, «nos enfocamos hacia los jóvenes por el desconocimiento que hay. Intentamos informar a población vulnerable o de riesgo porque queremos prevenir antes de que aparezca el problema».

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