Ramón Luis Valcárcel, Alberto Garre, Pedro Antonio Sánchez y Fernando López Miras. LV

Fulgor y declive del PP en la Región de Murcia

Casi siete legislaturas. La moción de censura pondrá fin a 26 años de gobierno de los populares cimentados en la etapa de Valcárcel; Alberto Garre no se plegó al partido y puso su propio sello; Sánchez dimitió y López Miras está a punto de ser desalojado por Ciudadanos

Jueves, 11 de marzo 2021, 02:35

Cuatro presidentes durante 26 años en el Gobierno regional, cuatro de ellos arracimados en los siete últimos años, a cual más convulso como consecuencia de ... la descontrolada sucesión de Ramón Luis Valcárcel y de la pérdida de la mayoría absoluta con la que ejercitaron el poder los populares. Ahora se produce otro relevo traumático en mitad de la legislatura y en el momento más inapropiado, con el añadido de que se pone fin a la era popular y por consiguiente al desmantelamiento de toda la estructura que se había consolidado en la Comunidad y en el Ayuntamiento de Murcia durante muchos años.

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El PSOE vuelve al poder que perdió en el año 1995, como consecuencia de una feroz crisis interna, aunque no lo hace como hubiera deseado, sino con un socio, Ciudadanos, al que ha cedido de una forma más que generosa la Presidencia de la Comunidad. Dado que la moción de censura se ha forjado también en despachos de Ferraz y La Moncloa, cabe suponer que el alcance político de esta operación es muy superior a lo que asoma en el iceberg de la Región de Murcia.

Ramón Luis Valcárcel ejerció el poder absoluto en la Región entre 1995 y 2014, en la misma medida en que lo hicieron Miguel Ángel Cámara y Pilar Barreiro en Murcia y Cartagena. Revalidaban las mayorías absolutas cada vez con más apoyos, ya fuera con el rebufo de la etapa de Aznar o con el relato político frente a Rodríguez Zapatero, enarbolando la bandera de 'Agua para todos'.

Valcárcel gozó de un poder absoluto entre 1995 y 2014; su sucesión fue catastrófica y su herencia, muy conflictiva

Las dos etapas de Valcárcel

En los primeros años de Valcárcel había mucha Región por hacer: las transferencias de Educación y Sanidad precisaron una importante inversión en instalaciones hospitalarias, centros de salud, colegios e institutos. Las infraestructuras de comunicación fueron un 'handicap' que se ha prolongado hasta hace poco. Se construyó una red de autovías autonómicas, y el corolario por parte del Gobierno regional fue el controvertido aeropuerto de Corvera. Fueron también los años de los proyectos faraónicos, entre ellos el fallido Parque Paramount, y sobre todo del 'boom' inmobiliario, entre 2000 y 2008. Los grandes desarrollos urbanísticos y los convenios entre ayuntamientos y promotores que proliferaron a lo largo y ancho de la Región derivaron en conflictos, denuncias e investigaciones por presunta corrupción. La desaladora de Escombreras, una sangría para la arcas de la Comunidad, completó la herencia que dejó a sus sucesores.

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En las dos primeras legislaturas, Valcárcel contó con los llamados 'pata negra del PP' y sobre todo con varios pesos pesados, entre ellos Antonio Gómez Fayrén y Juan Bernal. Este último regresó a petición del presidente para afrontar la crisis financiera de la Comunidad, a la que también se enfrentó Inmaculada García.

López Miras no ha tenido la agilidad de adelantar las elecciones, algo que su partido quizás no le perdone y le pase factura

Para coger el tren del Parlamento Europeo, Valcárcel dejó la Presidencia de la Comunidad en el año 2014. Pedro Antonio Sánchez era el delfín predestinado a la sucesión, quien ya manejaba las riendas del partido. La denuncia e investigación judicial por la compra de su vivienda en Puerto Lumbreras le cerró el paso a San Esteban y Valcárcel optó por Alberto Garre, tras rechazar las opciones de Juan Bernal y Juan Carlos Ruiz.

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La rebelión de Garre

El hasta entonces 'fiel' Alberto Garre se rebeló contra Valcárcel y el PP. Lo que parecía una presidencia pacífica y transitoria, pactada y pensada para cederle el turno a Pedro Antonio Sánchez, se tornó conflictiva, dado que Garre consideró que podía ser el candidato a la Presidencia, a la vez que no se plegó al partido ni a su antecesor. Sobre todo en lo concerniente al caso de la urbanización Novo Carthago: el consejero Antonio Cerdá dimitió, lo cual dejó sin aforados esta investigación que llevaba el TSJ, por lo que las actuaciones iban a dilatarse en un juzgado ordinario, lo cual podía afectar a su vez a Valcárcel, entonces eurodiputado. En teoría, Garre iba a ser recompensado con el Senado, pero el PP le castigó.

Pedro Antonio Sánchez tomó las riendas del Gobierno regional en 2015, cuando el fiscal jefe del TSJ ya le había denunciado por el 'caso Auditorio'. Otra investigación que tuvo que afrontar, y a la cual se sumó después el 'caso Púnica'. El PP perdió, por un escaño, la mayoría absoluta de la que había gozado hasta entonces. Esto le dejó en manos de Ciudadanos, que irrumpió en la Asamblea Regional con aires de renovación. Para dar su apoyo a Sánchez, exigió la dimisión de todos los altos cargos del PP imputados en causas de presunta corrupción, por lo que tuvieron que marcharse algunos referentes del partido, entre ellos Joaquín Bascuñana, que fue delegado del Gobierno. Miguel Ángel Cámara no repitió en Murcia.

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La caída de Pedro Antonio

Con varios frentes judiciales, la situación de Pedro Antonio Sánchez se tornó insostenible y debido a su pacto con Ciudadanos tuvo que dimitir en abril de 2017. Antes de marcharse, nombró sucesor a Fernando López Miras, con la intención inicial de que este le guardara el puesto, ya que pensaba regresar cuando hubiera solucionado sus problemas con la justicia. En términos similares se expresó entonces el nuevo presidente, que tuvo encima la tutela y el control de Sánchez.

En las elecciones de 2019, el PP mantuvo el poder de la Comunidad en coalición con Ciudadanos y el apoyo de Vox. López Miras tuvo la situación política bajo control hasta septiembre de 2020, cuando Martínez Vidal se puso al frente del partido liberal. El PP quizás no le perdone a López Miras que haya perdido el poder –muchos altos cargos se irán–, lo cual podría haber evitado adelantando las elecciones e impidiendo la moción de censura.

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