«El flamenco te hace sentir un escalofrío que recorre el cuerpo; eriza la piel»
La cantaora Verónica Sobrinos es una joven promesa del flamenco regional
Martes, 29 de mayo 2018, 08:07
De su padre y de su abuelo paterno, ambos mineros y cantaores, Verónica Sobrinos heredó el arte que expresa, desde hace dos décadas, en los tablaos flamencos. De niña, ya escuchaba dentro de su hogar, donde el cante sonaba en cada esquina, las voces y estilos que más tarde le apasionarían. Ahora, la artista se presenta ante su público con un carácter «sobrio», vestida de largo, pero su voz transmite la calidez y cercanía que le caracterizan. Acompañada por pianos o guitarras, en función del evento, la cantaora cartagenera encuentra su tranquilidad nadando en las aguas de La Manga y del Portús.
-¿Es su flamenco innovador u ortodoxo?
-Mi flamenco tiene dos miradas. Una, la tengo puesta en el cante de Levante, que es mi norte. La otra, en un proyecto del pianista murciano Abdón Alcaraz, ganador del premio Filón del Cante de las Minas hace ocho años, con el que colaboro. Fusiona jazz y flamenco.
-¿Y su voz, dulce o desgarradora?
-Tiene toques de dulzura, pero creo que es una voz versátil y potente, con mucha proyección al cantar en el escenario, al dirigirse al público.
-¿Qué caracteriza al cante de Levante?
-Que se trata de un cante libre, cuyo compás es interno. Es de los llamados 'ad libitum', ya que su toque carece de compás. Son los cantes mineros, las tarantas, las levanticas, la cartagenera, el fandango minero... También canto otros palos del flamenco, pero estos son los que realmente me llenan por dentro, los de mi tierra.
-¿Qué siente al subir al escenario?
-Es emocionante. Cuando el público está cerca y puedo ver las caras de quienes me escuchan, experimento un cúmulo de sensaciones.
Me pasa, sobre todo, en los locales pequeños, donde puedo apreciar cómo los ojos de los oyentes me observan. A veces, incluso se me escapa alguna lágrima.
-¿Cree que el cante femenino se encuentra en un buen momento?
-Sí. De hecho, creo que en esta época se mueven por España grandes cantaoras, hay muchas artistas que están despuntando. María Terremoto, por ejemplo.
-¿Compone?
-Guardo alguna letra escrita. Aunque todavía no he sacado ninguno propio, he colaborado como cantaora en dos discos de Abdón Alcaraz, que son 'Agrupa Vicenta' y 'Bolero Flamenco'. Junto a él, he aprendido muchísimo. Cuando acabe mi formación en el Conservatorio Superior de Murcia, me gustaría grabar uno.
-¿A qué le escribe?
-A la gente de mi casa, a toda mi familia, a mis amigos de siempre... Son letras escritas con mucho sentimiento, a partir de emociones que quiero expresar.
-¿Tiene un ejemplo a seguir?
-Curro Piñana, quien fue mi profesor en el Conservatorio Superior de Música de Murcia, quien me transmitió muchísimos conocimientos. Abrió mi visión hacia una amplia variedad de sonidos jugando con los tonos, respetando siempre la estructura del cante.
-¿Cómo animaría a los jóvenes a que se interesasen por el flamenco?
-Les aconsejaría que acudiesen a algún concierto de este género musical. Me da la sensación de que muchas personas no se arriman a este arte porque simplemente lo desconocen o porque no están acostumbradas a escucharlo, pero, si fueran a ver a un cantaor, seguro que se les despertaría algún sentimiento, como les ha pasado a mis amigos. El flamenco eriza el vello de la piel, te hace sentir un escalofrío que recorre el cuerpo. Además, actualmente tiene una gran acogida en la Región: hay muchos músicos formándose en este ámbito.
-¿Qué le aporta el cante que no encuentre en otros estilos de música?
-Sensaciones que son difíciles de expresar con palabras. Cuando canto, abro mi corazón y mi alma a quienes me escuchan. Es la música que me llena, la que sonaba cuando era pequeña en casa, mi pasión. Me acuerdo perfectamente de cómo ponían las canciones de Lole y Manuel, de Naranjito de Triana y de la Niña de los Peines, entre otros cantaores, en el coche familiar y dentro del hogar. Además, gracias al proyecto de Abdón, con el que he viajado por muchos sitios, he conocido a personas maravillosas.