Los expertos afirman que la riada de Javalí Viejo era «una inundación anunciada»

El vicepresidente del Colegio de Geógrafos de la Región, Javier Martí, destaca que los mapas del Sistema Nacional de Cartografía de Zonas Inundables, realizados en cumplimiento de la Ley de Aguas y el Reglamento del Dominio Público Hidráulico de 2016, ya apuntaban la posibilidad de que se produjeran inundaciones de importancia en este lugar «en un periodo de retorno de 100 años». «Ya se sabía que iba a pasar. Además, he podido ver imágenes de la zona donde hay auténticas barbaridades urbanísticas. Hay pilares de edificios en mitad de la rambla, lo que habla un poco de cómo se ha ido ocupando el espacio de estos tramos fluviales».

«Era la crónica de una inundación anunciada», coincide Víctor Ruiz, experto en modelización de procesos hidrológicos y ambientales y profesor en la Universidad de Sevilla. «Como este, por desgracia hay muchos ejemplos en el municipio de Murcia, como Espinardo y Churra».

El concejal de Urbanismo y Transición Ecológica del Ayuntamiento de Murcia, Andrés Guerrero, explica que la zona donde se construyeron las casas afectadas «no es de flujo preferente, que implicaría que ni siquiera se pudiera construir, pero sí es inundable». Esto significa que, de edificarse una vivienda en ese lugar hoy, habría que hacerla sin sótano y elevándola un metro sobre el nivel del suelo para evitar las entradas de agua. El caudal en la calle San Nicolás alcanzó un nivel de entre 1,5 y 1,6 metros, por lo que no habría sido suficiente, pero habría reducido los daños.

El profesor titular de Geografía Humana de la Universidad de Murcia Ramón García Marín subraya las complicaciones que puede ocasionar la canalización de la rambla en el tramo subterráneo que pasa junto a las casas. «Eso aumenta el riesgo», asegura. «Puede agravar los problemas y se puede formar un tapón». «El agua habría sido menos dañina si estuviera descubierta, permitiendo que se pudiera dispersar más». También destaca la «falsa sensación de seguridad» que estas canalizaciones provocan en la población. Aunque no olvida que «el primer problema es que cuando se construyeron las viviendas no había normativa».

A este respecto se pronunció ayer el presidente de la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), Mario Urrea, que destacó la importancia de contar con los mapas de zonas inundables –de cuya elaboración se ocupó el organismo de cuenca– a la hora de planificar las edificaciones frente a la fuerte oposición de algunos ayuntamientos y de la Comunidad, que los consideran excesivamente restrictivos. «Hay que prestar especial atención, como venimos manifestando desde la CHS, a los desarrollos urbanísticos que estemos en condiciones de realizar en el futuro, puesto que se constata que las precipitaciones se producen de forma cada vez más intensa y en unos periodos de tiempo más cortos, lo que está provocando unos caudales punta muy importantes. Por todo ello, esa ordenación del territorio, unida a la realización de infraestructuras que podamos realizar para minorar estos daños será la que pueda dejarnos mejor preparados para el futuro».

Y esos modelos, según Martí, «incluso se están quedando cortos. Lo estamos viendo, que se dan situaciones de forma habitual que superan incluso las peores estimaciones».

Fue el caso de Javalí Viejo. «Hay que tener en cuenta que fueron las terceras mayores precipitaciones en diez minutos de los registros históricos de toda España, por detrás de Vinaroz en octubre de 2018, con 44 litros, y Nerja en septiembre de 2012, con 41», apunta Víctor Ruiz. Por otra parte, García Marín considera que los coches no debían haber estado allí. «Se debía haber ordenado despejar las zonas aledañas ante la alerta, aunque eso es fácil decirlo ahora».