La estanquera valiente
Una mujer de 63 años se enfrenta a un atracador armado con una navaja, le quita el casco y le obliga a huir de su local de Algezares
«Dicen mis vecinos que le eché muchos huevos y que soy muy valiente, pero lo pienso ahora y sé que me podía haber pasado algo malo». Toñi comenta las imágenes grabadas por una cámara de videovigilancia instalada en su estanco de la pedanía murciana de Algezares. La mujer, de 63 años, las vuelve a mirar y aún se sorprende de la reacción que tuvo durante el atraco. «Es el segundo en cinco meses. Imagino que mi reacción tiene que ver con la impotencia que se siente cuando te roban de forma tan impune. Dicen que tuve coraje, pero tengo miedo», repite la estanquera.
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El suceso que le ha dejado esa inquietud ocurrió muy rápido. Exactamente, en 20 segundos. Eran las 21 horas del domingo 3 de noviembre. El ladrón, un hombre de mediana edad y corpulento, aparcó la moto frente al local y se bajó del vehículo. Recorrió los escasos metros que le separaban del comercio caminando por la acera. Iba con el casco puesto, unas gafas de sol y un chaleco reflectante. «Un vecino me dijo al día siguiente que se cruzó con él y que, al verlo, pensó que era un loco más del pueblo», afirma Toñi.
Con esa indumentaria entró al estanco. Delante de él lo hizo otro joven. «Estaba entretenida con el móvil hasta que entraron dos personas. Me disponía a atender a un chico cuando me fijé en la otra persona, que estaba detrás. Iba como disfrazado, pero no sospeché nada hasta que vi la navaja. Me gritó que era un atraco, que no hiciera nada y que le diera todo el dinero», relata.
Mientras el ladrón cogía un fajo de billetes, ella le golpeaba. «Luchó como una leona», afirma una clienta
El asaltante se metió por detrás del mostrador para llegar a la caja registradora, cuyo cajón estaba abierto. La dueña se interpuso en su camino y peleó con él. «Le empujé varias veces para que no entrara, pero extendió el brazo y logró echar mano a un fajo de billetes. Se llevó unos 200 euros». La mujer siguió golpeándole, al tiempo que esquivaba la hoja de la navaja que empuñaba el ladrón. «Luchó como una leona», señala una clienta del estanco.
En las imágenes se aprecia cómo uno de los manotazos de la mujer alcanzó en la cabeza al ladrón. «El casco salió por los aires y rodó hasta la puerta. Creo que no se esperaba mi reacción y salió corriendo, tapándose el rostro con el chaleco. Antes de salir, recogió su casco y se fue». El cliente que estaba presente en el asalto contempló la escena inmóvil. «Estaba asustado. No hizo nada, porque se quedó atónito. Es normal», manifiesta Toñi. Sin embargo, ella no cejó en su empeño de detener al delincuente y lo persiguió mientras gritaba: «¡Al ladrón, al ladrón!». Pero nadie la oyó y el hombre huyó.
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El recuerdo de su madre
La valentía de Toñi cobra más relevancia si se tiene en cuenta el dramático episodio que sufrió hace 19 años. Su madre, la estanquera Francisca Pérez, fue asesinada en el año 2000 por un ladrón, en uno de los crímenes más truculentos que se recuerdan en la pedanía. La mujer apareció muerta en su casa, cosida a cuchilladas. Su asesino, Fernando José, apodado 'El Rata', entró a robar y le cortó el cuello y el rostro con un cuchillo de cocina cuando la mujer le sorprendió con la recaudación del estanco. La Policía Nacional lo detuvo en La Fuensanta al día siguiente con 52.000 pesetas. 'El Rata' fue condenado a 21 años de cárcel.
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