Daniel Torregrosa: «Se debe poner en valor la ciencia»

Hay aspectos en el comportamiento del ser humano, cree Daniel Torregrosa (Murcia, 1969), que no cambian a pesar del transcurso del tiempo, ya sean años, décadas o siglos. «Cuando uno lee la historia se da cuenta de que se repiten, paso por paso, los errores cometidos, la improvisación, los falsos profetas, los que decían que esto iba a pasar, pero siempre a posteriori; y la solidaridad». Esto último, remarca el químico y divulgador científico, «siempre ha existido», y también ha aflorado en la actual pandemia. «Hay una parte muy positiva en cuanto a que ahora valoramos más aquello que siempre debimos valorar, pero me sorprende que sigamos cayendo en los bulos de la desinformación y en las ideas de gente que intenta vender anticiencia», llama la atención Torregrosa, estos días refugiado en las lecturas de clásicos como 'La Odisea', el viaje propuesto por Irene Vallejo en 'El infinito en un junco', o 'El árbol de la ciencia', de Pío Baroja, novela que ha abrazado con gran satisfacción.

La lectura es, precisamente, una de las actividades que acompañan a Torregrosa, autor de 'Del mito al laboratorio' y '101 obras esenciales de divulgación científica', en esta época de encierro junto con el teletrabajo y la familia, de la que, afirma, «está disfrutando». Cuando todo esto acabe, desea salir a pasear a la naturaleza, y también a la calle para «gastar todo ese dinero que ahora no estamos gastando en lo que a cada uno le guste; en mi caso, en cultura, en libros, o, si es posible, en ir a algún espectáculo». «Hace falta animarse y ayudar a la gente lo que se pueda», opina.

Para cuando se materialice ese retorno desearía también «que volviéramos cambiados y que, por una vez, la gente pusiera en valor el conocimiento científico y la rigurosidad», de manera que acudiera «siempre a fuentes oficiales». Seguimos, dice Torregrosa, también cofundador de la Asociación de Divulgación Científica de la Región de Murcia, de la que fue presidente y vicepresidente, «siendo animales y guiándonos por impulsos muy básicos. Hoy hay mucha más información, pero eso no significa que nos informemos mejor. La gente lee lo que le interesa o busca solo las fuentes que reafirman sus creencias. Para no caer en esto hay que tener una base fuerte de espíritu crítico».

Este encierro le ha servido, afirma, para darse cuenta «de que teniendo salud y acceso a la alimentación se puede vivir bien con pocas cosas. No es necesario un exceso de gasto superfluo», asegura. En las situaciones límite, añade, es donde el ser humano «saca lo mejor de sí mismo», y esta pandemia «está fomentando –cree– la creatividad».