Borrar
Bowie es un soldado británico recluido en un campo de concentración japonés en 'Feliz Navidad, Mr. Lawrence'.

Un camaleón en el cine

David Bowie explotó su capacidad mutante en un puñado de películas, aunque nunca se tomó en serio su faceta actoral. El séptimo arte realzó su poderosa imagen andrógina, una voz maravillosa y las clases de teatro que había recibido de Lindsay Kemp

O. BELATEGUI

Martes, 12 de enero 2016, 00:43

David Bowie se reinventó a lo largo de las seis décadas en las que marcó la historia del rock. Fue mod, hippy, estrella del glam, rockero duro, soulman, estilista retro, cyberpunk... Alguien capaz de crear un personaje tan memorable como Ziggy Stardust no podía desaprovechar las inmensas posibilidades del cine. Al contrario que otras estrellas del pop, el cantante inglés no concebía el séptimo arte como una manera de promocionar sus discos, sino como un medio en el que seguir desenvolviendo su faceta creativa.

En 1967, con apenas 20 años, se pone por primera vez delante de una cámara en 'The Image', un corto vanguardista que fue calificado X por su violencia y que conoció una breve distribución junto a otras cintas de carácter sexual. Desde entonces tuvo apariciones esporádicas en todo tipo de producciones sin que en el fondo terminara de tomarse en serio su faceta actoral. La película sobre su vida la rodó Todd Haynes en 1998. 'Velvet Goldmine' tomaba su título de la canción homónima de Bowie y contaba el auge y caída de un trasunto de Ziggy Stardust. El cantante se negó a que apareciera su nombre porque tenía un proyecto propio para narrar aquellas aventuras que nunca vio la luz.

Bowie empezó explotando en el cine su poderosa imagen andrógina, una voz maravillosa y las clases de teatro que había recibido de Lindsay Kemp. En 'El hombre que cayó a la Tierra' (1976), de Nicolas Roeg, casi se interpretaba a sí mismo: un extrarrestre pelirrojo que recala en nuestro planeta y acaba descubriendo las miserias humanas. Un delirio pop al que el paso del tiempo no ha sentado demasiado bien. El músico había abandonado hacía poco a sus más famosas creaciones, Ziggy Stardust, el alienígena que cantaba en un mundo al borde del Apocalipsis, y su versión hermana aunque americanizada, el misterioso Aladdin Sane. Tan orgulloso quedó Bowie de su participación en el filme, que usó sendos fotogramas del mismo para las portadas de sus álbumes 'Station to Station' y 'Low'.

Dos años más tarde de 'El hombre que cayó a la Tierra' protagoniza 'Gigoló', la historia de un soldado alemán que, a su regreso de la I Guerra Mundial, no encuentra otra salida en el Berlín del ascenso nazi que prostituirse a damas ricas. El filme de David Hemmings bebía del éxito de 'Cabaret' y Bowie aceptó hacerlo solo por conocer a Marlene Dietrich. Ya en los 80, su nombre aparece en un puñado de estimables películas. En 'El ansia', Tony Scott trataba de poner al día los filmes de vampiros y para ello reclutaba a un trío bello y sensual formado por Catherine Deneuve, Susan Sarandon y Bowie.

'Feliz Navidad, Mr. Lawrence'

Rodada en 1983, 'Feliz Navidad, Mr. Lawrence', de Nagisa Oshima, quizá sea el mejor papel del cantante en toda su carrera, en la piel de un soldado británico recluido en un campo de concentración japonés en 1942. Además de la inolvidable partitura de Ryuichi Sakamoto, permanece en el recuerdo la relación trufada de deseo y homosexualidad reprimida entre el protagonista y el comandante japonés. Otros estupendos trabajos del músico en esta década son la comedia de John Landis 'Cuando llega la noche', el musical 'Principiantes', ambientado en el Londres de los años 50 y donde daba vida a un productor de discos, y la popular fantasía 'Dentro del laberinto'. Bowie encarnaba al rey de los goblins en este filme con marionetas de Jim Henson y una Jennifer Connelly niña, que por una vez acercó al autor de 'Starman' al cine para todos los públicos. Nunca estuvo entre sus películas favoritas.

El último tramo de su filmografía como actor descubre su gusto por encarnar a personajes reales. Fue Poncio Pilato en 'La última tentación de Cristo' para echar una mano a Scorsese, el mismísimo Andy Warhol en el 'Basquiat' de Julian Schnabel (por algo le dedicó al pintor una canción memorable en su álbum 'Hunky Dory') y el inventor Nikola Tesla en 'El truco final'. De vez en cuando, el cantante también trabajaba con amigos como David Lynch -'Twin Peaks: Fuego camina conmigo'- y consentía 'cameos' o breves apariciones haciendo de sí mismo en películas como 'Zoolander' o series como 'Extras'. Precisamente su última intervención en un largometraje se produjo interpretándose a sí mismo en 'School Rock Band' (2009).

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

laverdad Un camaleón en el cine

Un camaleón en el cine